Durante su comparecencia en la Comisión de Transición Ecológica del Congreso de los Diputados para informar sobre la decisión del Gobierno de dejar en suspenso la construcción del almacén nuclear en Villar de Cañas (Cuenca), Ribera justificó esta postura por la necesidad de actualizar el actual Plan, aprobado en 2006, así como de analizar convenientemente la idoneidad de la ubicación para la construcción del almacén.

En concreto, en julio el Ministerio que encabeza Ribera solicitó al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que dejase en suspenso la emisión del informe preceptivo sobre la autorización de construcción del almacén. Esta solicitud, según la ministra, se justifica en la necesidad de analizar con detalle la situación actual.

En este sentido, Ribera señaló que el actual PGRR está “caducado”, por lo que indicó que cualquier instalación de este tipo debe concebirse en el marco de la nueva planificación energética 2021-2030. “Lo responsable para este Gobierno es abordar de manera prioritaria la actualización de ese plan antes de embarcarnos en la continuación de un proyecto multimillonario, respecto del que hoy no tenemos aún datos reales sobre el que fundamentarlo”, aseguró la ministra.

En la misma línea, Ribera apuntó que “hace falta conocer en primera instancia cuál es el volumen de residuos que van a ser almacenados y para eso hay que conocer hacia dónde vamos, qué mix energético queremos y cuántos residuos debemos ubicar y dónde”. “Es razonable realizar primero el trabajo de planificación y análisis”, declaró.

En cuanto al retraso en la construcción del almacén de Villar de Cañas, que, recordó, estaba previsto que se pusiera en marcha en 2010, Ribera afirmó que las urgencias de algunos grupos políticos respecto al proyecto habían obligado a que ya estén construidos, en fase de construcción o en fase de licenciamiento, seis Almacenes Temporales Individualizados (ATI) en cada una de las centrales nucleares españolas, lo que ya permite almacenar provisionalmente los residuos radiactivos.

Para la ministra, lo que sí requiere urgencia es “poner sobre la mesa soluciones rigurosas y coherentes, necesarias más que nunca cuando hablamos de política energética, y para lo que es fundamental emitir señales claras e inequívocas”.