Cataluña

Garzón critica que el Gobierno defienda a Llarena en una querella "por bocazas"

MADRID
SERVIMEDIA

El coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, criticó este viernes que el Gobierno defienda al juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena en una querella "por bocazas" interpuesta por Carles Puigdemont, cediendo a una especie de "chantaje" del sector más reaccionario de la judicatura.

En una entrevista en RNE recogida por Servimedia, Garzón defendió que las declaraciones de Llarena que fueron objeto de esa querella afectaban a la causa que instruía y fueron realizadas en un ámbito privado, es decir, que Puigdemont reaccionó contra él "por bocazas", y aún así el Poder Judicial pidió amparo al poder político "saltándose" la separación de poderes cuando lo que estaba en duda era la capacidad del juez de llevar el proceso de forma "neutral". En su opinión, la independencia de los jueces se garantiza también cuando los jueces, en sus actuaciones privadas y en sus "excesos", son responsables de sus propios actos.

Garzón se refirió también a la advertencia lanzada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al de la Generlitat de Cataluña, Quim Torra, al recordarle el camino al que llevaría de nuevo la unilateralidad. A su juicio, existe una "competición" entre el PP y Ciudadanos por ver quién capitaliza mejor el discurso "radical y ultra", y eso se ha notado en la reacción de Sánchez, que "se equivoca al utilizar ese lenguaje".

Al mismo tiempo, reconoció que que se trata de una reacción "normal" ante la deriva de una parte del independentismo que quiere volver a una senda "muerta, acabada" y además "irracional", porque defender la independencia es legítimo pero no se puede declarar en contra de la mitad de la población sino que tiene "sus canales democráticos".

Garzón considera que para resolver la situación en Cataluña hace falta "más gente con cabeza, que baje el balón al suelo, que destense", y no actores que pretenden "sacar réditos electorales de una polarización que amenaza con llevarse todo por delante". Alertó, en ese sentido, de un "clima muy peligroso" en el que se pueden desencadenar "procesos que son incontrolables" debido a la "irresponsabilidad" de algunos dirigentes políticos. Ojalá no ocurra, precisó, pero "se están generando las condiciones para que en algún momento nos encontremos con una desgracia".

Para Garzón, los lazos amarillos son el símbolo de una reivindicación "legítima" acerca de una situación "injusta" que viven quienes están encarcelados por acciones que se enmarcan en "problemas del modelo territorial", y las campañas para quitarlos le parecen "prácticas de censura absolutamente reprochables", sobre todo cuando se "coordinan en formas bastante peligrosas", como son los "grupos camuflados" de veinte o treinta personas que actúan de noche, algo que "infunde miedo" y que "empeora la situación".

De forma particular afeó la actitud de Ciudadanos al "hacer de ésto el caballo de batalla fundamental" de su acción política, lo que implica "echar más leña al fuego" y atajar solo los síntomas, no la raíz del problema, que no se va a resolver "compitiendo a ver quién pone más lazos o quita más lazos".

Garzón apuntó además al "margen para hacer cosas que detensen" del que dispone el Gobierno, por ejemplo si la Abogacía del Estado retira las acusaciones de rebelión y seidición contra los políticos encarcelados. Subrayó, en ese sentido, que esos delitos deberían aplicarse cuando hay "violencia" y no solo un "alzamiento retórico", y que su aplicación responde a una "politización extrema" de la Justicia. El juez Llarena, sentenció, "se ha metido en muchos lodos que nos afectan a todos".

(SERVIMEDIA)
31 Ago 2018
CLC/pai