Montoro aportó este dato, en una entrevista con Servimedia, al analizar el accidente provocado este fin de semana en la M-30 de Madrid por un conductor kamikaze, que circuló 13 kilómetros en sentido contrario, sin que todavía se conozcan las causas concretas de su acción.

A este respecto, Montoro estimó “muy importante” que, ante cada uno de los accidentes, “se haga un estudio para ver exactamente por qué se ha producido” y las circunstancias que llevaron al conductor a circular en sentido contrario.

Este catedrático consideró “fundamental, aunque no se suele hacer, que se compruebe por dónde ha entrado esa persona en dirección contraria, porque, si ha cometido un error, habrá que ver si es a causa del diseño o señalización de la vía”, ya que, según sus cálculos, estas conductas suelen darse “en zonas complejas, por la noche, en Navidad, verano y vísperas de festivos” y, en el 20% de las ocasiones, están protagonizadas por personas extranjeras.

Es por esta razón por la que, a su juicio, la Administración “realmente tiene mucho que hacer" frente a este tipo de casos, ante la posibilidad de que se hayan producido "por una mala señalización, problemas de diseño de vía o de mala iluminación”.

Junto a la conducción bajo los efectos del alcohol o las drogas, la presencia de señalética confusa o un mal diseño de la vía son variables que están detrás de la mayor parte de los comportamientos kamikaze, un “fenómeno” en el que también entra en juego el “exceso de señalización y la mala conservación” de la misma que puede observarse en algunos puntos.

“Tenemos demasiadas señales, sería cuestión de que pusiéramos menos y las conserváramos mejor”, aseveró el investigador, puesto que una alta concentración de las mismas “causa estrés perceptivo y atencional”.

"CASOS MÁS EXTRAÑOS"

Con todo, también reconoció que se dan “casos más extraños, pero más peligrosos” entre sujetos que buscan "emociones, huyen de la Policía por haber cometido un delito, sufren un transtorno profundo con visión alterada de la realidad, participan en apuestas o competiciones o tienen un fuerte resentimiento con la sociedad".

Para frenarlos, en la actualidad existen herramientas tecnológicas que ayudan a detectar a un conductor kamikaze y a alertar al resto y, de entre todas ellas, Montoro destaca los sistemas físicos de bloqueo o las tecnologías electrónicas “que detectan, avisan al conductor que circula en sentido contrario, advierten a los otros conductores a través de Internet o paneles y envían aviso al 112”.

Según este estudioso, “existe sensibilidad, pero la aplicación técnica de este tipo de tecnología es muy cara de momento, a pesar de que de ella dependen muchas vidas”. Sin embargo, el "verdadero riesgo", a su entender, está en los comportamientos "pseudokamikazes de la conducción habitual, que se lleva 600 vidas por delante cada año”.

CÓMO ACTUAR

Con respecto a cómo debe actuar un conductor cuando detecta a otro vehículo circulando por una autovía o autopista en sentido contrario, Montoro hizo hincapié en la necesidad de "evitar dar volantazos o realizar maniobras bruscas" así como de reducir la velocidad, "evitando siempre el choque frontal, ya que a 90 kilómetros por hora la posibilidad de muerte es ya del 90 por ciento".

En la misma línea, la Policía Municipal de Madrid insta a “intentar esquivar al kamikaze para poner la vida a salvo y luego contactar de inmediato con Guardia Civil o Policía Local del municipio”. Además, recordó que los resultados de los análisis toxicológicos practicados al kamikaze de la M-30 que este fin de semana circuló en sentido contrario a lo largo de 13 kilómetros "estarán en veinte o treinta días".

Por su parte, según recoge la memoria 2017 de la Fiscalía de Seguridad Vial, los datos encuadrados en lo que podría considerarse "conducción temeraria con manifiesto desprecio por la vida de los demás" se mantienen "prácticamente invariables respecto al año anterior”, con 1.762 sentencias condenatorias de las 1.988 acusaciones por violación de los artículos 380 y 381 del Código Penal.

La DGT se refiere a este tipo de infractores como conductores en conducción contraria, una acción que, según el Comisariado Europeo del Automóvil (CEA), ha ocasionado en la última década una media de 130 accidentes anuales, con entre 25 y 30 muertos cada año.

Uno de los asesores jurídicos de CEA, Fernando González, admitió a Servimedia que es “imposible" que una ley disuada a un conductor de cometer este tipo de delitos "si no tiene la cabeza bien amueblada”.

A este respecto, apuntó que la educación “es fundamental” y subrayó que una condena ante este tipo de conductas “no puede responder solo a lo que pida el cuerpo”.