MSF alerta de que el nuevo brote en Congo pudo empezar en junio y no en agosto
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La responsable de Vacunación y Respuesta ante epidemias de Médicos sin Fronteras (MSF), Miriam Alía, explicó este viernes que el alto número de casos posibles de ébola sin confirmar en este nuevo brote en República Democrática de Congo “nos hacen pensar que éste pudo empezar en junio” y no a principios de agosto, cuando el Gobierno del país decretó la epidemia en Kivu Norte. El Ministerio de Asuntos Exteriores publicó este viernes un aviso para que los ciudadanos españoles eviten visitar el país.
En declaraciones a Servimedia, Alía apuntó que de los 44 fallecidos de los que se tiene constancia hasta la fechas, 17 han sido confirmado, pero los 27 restantes fueron enterrados sin realizar pruebas. “Son muy probables, pero no hay seguridad”.
Agregó que en la actualidad hay 59 personas en los centros de tratamiento bajo vigilancia, de las que 51 han sido confirmadas.
Según Alía, un número tan alto de casos “lleva a pensar que los primeros muertos no fueron detectados”. “La razón es muy simple. Pudieron fallecer sin tener acceso a ningún centro de salud, con lo que nadie se enteró de lo que pasaba”, dijo.
“Lamentablemente, uno de los factores que ayuda a detectar una epidemia es la infección del personal sanitario, que se contagia al atender los primeros casos y después transmite la enfermedad, y en este brote tenemos ya ocho sanitarios infectados”, resaltó.
DISPOSITIVO
En estos momentos, existen dos centros de tratamiento de ébola en Bangina y Beni, ambos en Kivu Norte, y se espera la apertura de un tercer centro en la vecina región de Ituri. El primero es gestionado por MSF, y el segundo, por la ONG africana Alima.
En estos centros se aíslan y tratan los casos confirmados, explicó Alía, pero “el abordaje de la epidemia de ébola implica mucho más”.
En primer lugar, es necesario localizar a todas las personas que han tenido contacto con los enfermos y vigilarlas, con dos visitas al día, para ingresarlas en cuanto presenten síntomas.
También tenemos que garantizar un enterramiento seguro y desinfectar el cuerpo y la casa, aspectos todos estos “que chocan con las tradiciones culturales de África Occidental y que implican mucho trabajo de negociación con las familias”, señaló Alía.
“Hay que trabajar en concienciación con las comunidades y reforzar el sistema sanitario para que los que no están enfermos de ébola no mueran de diarrea o por un simple parto”, y agregó que también se trabaja en la vacunación del personal de primera línea (contactos, trabajadores sanitarios o conductores)
LO MÁS DIFÍCIL, MOVERSE Y LLEGAR
“Y todos estos pasos, resultan muy complicados por culpa de la guerra” en esta región. Según Alía, hay zonas en Kivu Norte donde ni las ONG ni las agencias humanitarias pueden entrar, con lo que “es posible que algunos enfermos de ébola no estén llegando a nuestros centros”.
Del mismo modo, “nos está resultando muy complejo realizar un seguimiento del 100% de todos los contactos de los casos seguros”.
“Son mil y pico, y tenemos bajo vigilancia a unos 900, dijo. La existencia de un conflicto bélico “conlleva la circulación de rumores, y muchos congoleños creen que esto del ébola puede ser una estrategia del bando contrario”.
Por último, las mismas dificultades para el transporte y los escarceos militares perjudican el traslado de pacientes, el desplazamiento de equipos sanitarios y el proceso de vacunación, concluyó Alía.
(SERVIMEDIA)
17 Ago 2018
AGQ/bpp