Según informó en un comunicado la organización humanitaria, en esta zona hay más de un millón de niños “exhaustos y temerosos por la guerra, la incertidumbre, la violencia y el desplazamiento”.

Muchos de ellos se han visto obligados a huir -algunos hasta siete veces-, la mayoría viven en campamentos y refugios masificados en áreas rurales y la comida, el agua y los medicamentos son extremadamente escasos, denunció Unicef, para quien la escalada violenta “tendrá consecuencias catastróficas en la provincia, que ya acoge a una de las comunidades desplazadas más grandes de Siria”.

Tras aseverar que los niños de Idlib serán, “seguramente, los primeros y más afectados” como consecuencia de un repunte de la violencia, el director regional de Unicef para Oriente Medio y el Norte de África, Geert Cappelaere, subrayó que los niños sirios “ya han tenido suficiente”.

Por esta razón, instó a los combatientes, “a quienes tienen influencia sobre ellos y a quienes participan en el proceso político”, a priorizar y respetar los derechos de los niños sirios “por encima de cualquier otra consideración" sobre los “logros y agendas políticas, militares y estratégicas”, ya que, a su entender, “el destino de los niños y el futuro de Siria dependen de eso”.

“Los hijos de Siria no pueden y no deben soportar otra ola de violencia, otra batalla feroz, ni mucho menos más asesinatos", indicó.