Así se expresó Echenique en su comparecencia en la comisión de investigación de la crisis financiera de la Cámara Baja, donde admitió que se trató de “una operación de muchas potencialidades, aunque no exenta de grandes riesgos, costes y exigencias”.

"Ninguna otra entidad quiso asumir los riesgos y las exigencias que suponía esta operación”, añadió Echenique, quien recordó que la Junta Única de Resolución (JUR) invitó a hacer ofertas a otras entidades, las mismas que habían sido invitadas un mes antes por el Popular a participar en un proceso de compra privada.

"No es justo decir que el Banco Santander pagó un euro, sino que inyectó 7.000 millones”, afirmó el responsable de la entidad, que además recordó que otras entidades, como la CAM, también fueron vendidas por ese precio.

Además, destacó que de no haberse producido la compra por parte del Santander y el Popular hubiera entrado en liquidación se hubieran tenido que producir quitas a los depositantes, algo que se evitó con la venta por un euro.

“Hemos seguido las normas fijadas en los plazos y el procedimiento”, añadió Echenique, quien defendió que la operación fue validada por el Banco Central Europeo y por la Comisión Europea, logró garantizar la estabilidad financiera y no requirió dinero público.

“El Popular no era ni un objetivo prioritario ni inmediato para el Santander”, aseguró Echenique, antes de recordar que antes de la resolución su calificación “estaba muy por debajo del bono basura”.

Por otro lado, destacó que “la gran mayoría de clientes del Popular siguen siendo clientes” y valoró el éxito del bono de fidelización, producto que negó que se tratara de un medio para evitar pleitos.

Por último, advirtió de que “el banco no podía seguir funcionando ni un día más con la ausencia de liquidez” tras sufrir una fuga de depósitos que cifró en unos 20.000 millones de euros-

“La situación era verdaderamente crítica”, concluyó, antes de revelar que, de los 20.000 millones de depósitos perdidos, 5.000 millones eran de instituciones, 6.000 millones de clientes particulares, 5.000 millones de empresas y 4.000 millones de entidades financieras.