González Pons envía este escrito a Juncker después de que el tribunal regional de Schleswig-Holstein dictaminase la semana pasada que Puigdemont solo puede ser extraditado a España por malversación de fondos públicos, pero no por el delito de rebelión, al encontrar insuficientes las evidencias de violencia.

El dirigente popular pide expresamente al presidente de la Comisión Europea, la “guardiana de los Tratados”, que presente una propuesta legislativa para mejorar y clarificar el funcionamiento de la Orden Europea de Detención antes del final del actual periodo legislativo.

En particular, solicita una revisión de la lista de 32 delitos que dan lugar a la entrega sin control de la doble tipificación, enumerados en el artículo 2.2 de la Decisión Marco, de manera que pueda incorporarse una nueva categoría de delito, el de rebelión, acciones contra la integridad territorial y contra el marco constitucional de un Estado miembro.

“Ante la inacción sospechosa del Gobierno y la indefensión en que está España ante la Unión Europea, he tenido que ser yo quien pida a la Comisión Europea que revise el funcionamiento de la euroorden para evitar que casos como el de Puigdemont en Alemania vuelvan a repetirse”, expone González Pons en su perfil de Twitter.

Recalca en el texto oficial que ha mandado a Juncker que la decisión de extraditar a Puigdemont solo por malversación ha causado un “profundo malestar” en España y critica que el Gobierno de Pedro Sánchez haya mostrado “poco interés” en esta cuestión. “Creo en la importancia de la euroorden, porque ha probado ser útil muchas veces, pero en esta ocasión nos ha fallado a nosotros”, analiza.

Según González Pons, la euroorden “ha fallado a una nación que estaba y todavía está defendiéndose a sí misma frente a quienes quieren hacerla pedazos”. “Al final, lo que ha hecho es minar nuestra confianza en el sistema. Hoy es España. Mañana puede ser cualquier otro miembro de la Unión”, advierte.

El portavoz del PP en el Parlamento Europeo confiesa que esta no es la Unión Europea en la que cree, porque para él tiene que ser un “espacio común de seguridad, libertad y justicia” donde estos términos “signifiquen mucho más que tres simples bonitas palabras”.

“Vivimos tiempos en los que un Estado miembro puede suspender el acuerdo Schengen y reintroducir los controles fronterizos para impedir que entren inmigrantes en nuestro territorio, pero después se levantan las fronteras para permitir el libre desplazamiento de criminales y golpistas”, expone, al tiempo que se queja de que la integridad territorial de un Estado Miembro pueda ponerse “en riesgo sin consecuencias penales”.