Así lo explicó Planas en su comparecencia en la Comisión de Agricultura, Pesca y alimentación del Congreso de los Diputados para presentar los grandes retos y analizar los desafíos de su departamento.

Tras recordar que España es la octava potencia agroalimentaria del mundo y que el sector representa el 10% del PIB y emplea a 2,4 millones de personas, el ministro dijo que “ahora nos tenemos que plantear nuestro sector desde la vertiente económica, social y medioambiental”.

Por ello, abogó por “una acción de Estado” para hacer frente al fenómeno de la despoblación y para integrar de forma más efectiva estas zonas que son las más envejecidas y masculinizadas del país.

“No debe existir una brecha entre lo urbano y lo rural”, sostuvo Planas, quien se refirió al potencial de las nuevas tecnologías para favorecer la actividad en el medio rural. En esta línea, incidió en la importancia de conseguir que los jóvenes se mantengan o accedan a la actividad agraria porque “el relevo generacional es un aspecto fundamental”.

Asimismo, indicó que en materia de igualdad de género “hay mucho por hacer aún” en el campo, donde hay tres hombres por cada mujer. Para ello, anunció que se planeta revisar la ley de propiedad compartida del año 2011.

Por otro lado, Planas se refirió a otras de sus “preocupaciones”, entre las que citó la mejora de la rentabilidad, de la posición de los productores a lo largo de la cadena en el marco de unas relaciones más justas, impulsar una mayor concentración de la oferta o situar a la calidad como factor adicional de incremento del valor de las mercancías.

En concreto, mostró su especial preocupación por la práctica comercial de las Ventas a pérdidas, “un elemento tremendo de las prácticas anticompetitivas que sufren los agricultores y ganaderos”, afirmó.

Por último, reiteró su voluntad de fijar una posición común de España, basada en el mantenimiento del presupuesto de la Política Agraria Común (PAC) para abordar en Bruselas las negociaciones del nuevo marco plurianual financiero 2021-2027.