“No se puede arriesgar la vida de los rescatadores por intentar salvar la de los niños. Esto hay que tenerlo muy en cuenta, porque una persona, ya sea niño o adulto, en una situación de estrés o de pánico debajo del agua, puede provocar que otra persona sufra un accidente”, indicó el portavoz de Fedas, Javier Vázquez, en declaraciones a Servimedia.

Samarn Poonan, antiguo submarinista militar que trabajaba como voluntario, falleció al quedarse sin oxígeno mientras cubría la ruta que posiblemente tendrán que recorrer los supervivientes para salir de la gruta, según anunció el comandante de la unidad de buceadores de la Marina tailandesa, Apakorn Yookongkaew.

El portavoz de Fedas recordó que “hay que saber exactamente qué grado de experiencia tiene el rescatador en entornos de buceo en cuevas”. “La gente que tiene experiencia en este tipo de situaciones suele tener todo bajo control. Tienen los protocolos de seguridad muy trabajados y es muy complicado que se queden sin aire”, explicó.

Sobre las garantías de que las personas atrapadas en la cueva de Tham Luang puedan salir con vida, Vázquez afirmó que “sí existen garantías”. “No hace falta que los niños bajen a mucha profundidad, porque se está hablando de que se mantengan en el nivel freático. Si los chavales aprenden a respirar, pueden ser arrastrados por los grupos especialistas de buceadores. Pero, para ello, tendrían que soportar el estrés que significa respirar con una escafandra autónoma en esas circunstancias. Es que estamos hablando de una cueva; es el sitio más complicado del mundo del buceo”, argumentó el portavoz de Fedas.

OTRAS OPCIONES DE RESCATE

La unidad de buceadores de la Marina tailandesa baraja vías alternativas para rescatar al grupo de los 13 Jabalíes Salvajes –el nombre del club al que pertenecen los niños–, en caso de que se descarte sacarlos por el pasadizo. Una de las opciones sería mantener a los niños en la cueva durante cuatro meses, hasta que pasen las lluvias.

“La opción de achicar agua sin saber con seguridad cuánta va a entrar en la cavidad la veo muy complicada. Pero si los chicos están en un sitio donde no existiese el riesgo de que se pudieran ahogar con una subida del agua, aguantar cuatro meses, a base de suministros de comida, ropa y agua, puede ser duro, pero aguantar podrían”, afirmó Javier Vázquez.

Otra alternativa sería taladrar un pasadizo a través de la gruta. “Taladrar una roca, dependiendo de cómo sea, tiene dos problemas: el primero, el tiempo; el segundo, la seguridad de las personas que están dentro. Las cuevas son sistemas muchas veces inestables. Esto significa que, ante cualquier tipo de movimiento sísmico o movimiento artificial que se le provoque, puede haber desprendimientos dentro de la cueva”, sentenció el portavoz de Fedas.