La caravana, que hace dos años viajó a Grecia y el año pasado a Melilla, se trasladará a la isla de Sicilia en un viaje que durará del 13 al 22 de julio.

Partirá de la localidad gerundense de Salt, donde el 37% de la población es inmigrante, un gesto con el que las ONG quieren poner de relieve "una anomalía democrática" como es el hecho de que "uno de cada tres vecinos de esta ciudad no pueda ejercer su derecho al voto".

Seguirá la costa sur francesa para llegar a la frontera con Italia, donde se han registrado muertes de inmigrantes sin investigar, persecuciones judiciales a las ONG de ayuda y casos de grupos de extrema derecha al frente de los controles.

Los activistas visitarán después Calabria y llegarán en ferry a Sicilia, principal punto de entrada de las casi 14.000 personas que este año han llegado a Italia por vía marítima. Allí se detendrán en el centro de internamiento de Mineo, donde se han llegado a hacinar hasta 4.000 personas.

Entre otros aspectos, este tercer viaje de la caravana busca denunciar la política de externalización de fronteras, de la que Italia es uno de los principales representantes tras su acuerdo con Libia; el carácter racista de la política del nuevo ministro del Interior italiano, Mateo Salvini, y la vulneración sistemática de los derechos humanos en la frontera sur de Europa.

Además, se busca poner el foco sobre la trata de mujeres nigerianas que a través de esta ruta entran en Italia y la explotación laboral de la inmigración en el campo, aunque también quieren visibilizar iniciativas de acogida como la del Ayuntamiento de Riace, en Calabria, donde conviven 22 nacionalidades a pesar de ser un municipio de 1.800 habitantes.