Borrell aceptó el ofrecimiento de Sánchez después de hacerse de rogar durante unas horas en las que sopesó los pros y las contras de aceptar el desafío. Borrell, de 71 años, sustituirá en el cargo a Dastis, de 62 años, que durante su mandato al frente de Exteriores se ha caracterizado por su discreción, perfil bajo y escasa proyección mediática. Su condición de diplomático de carrera con amplia experiencia y con buenos contactos en Bruselas sirvió para mandar un mensaje directo a las autoridades comunitarias de que la UE seguiría ocupando un papel preponderante en la agenta exterior española.

A su pesar, tuvo que afrontar ante las cancillerías y la prensa internacional el desafío independentista catalán, y protagonizó distintas polémicas como cuando afirmó en el Congreso de los Diputados que no es ninguna “tragedia” que los jóvenes españoles tengan que separarse de sus familiares y amigos para irse a trabajar al extranjero; o cuando utilizó los servicios y recursos de la Embajada de España en Ecuador durante sus vacaciones en ese país.

Otro de los caballos de batalla de Dastis fue la entente de Venezuela, que llevó a la retirada recíproca de embajadores y a distintas declaraciones altisonantes en ambas direcciones a colación de la crisis política en ese país o las gestiones del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en suelo venezolano. En el haber de su gestión, debe figurar haber conseguido que la candidatura de España fuera elegida para ocupar un puesto de miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU para el periodo 2018-2020.

RETOS POR DELANTE

Con el nombramiento de Borrell, Sánchez otorga un perfil más político a la cartera de Exteriores y premia el apoyo de uno de los pocos dirigentes históricos socialistas con los que contó en la crisis interna que le apartó de la Secretaría General del PSOE.

También representa la cuota catalana de un Ejecutivo que tendrá que afrontar el desafío independentista catalán tras el levantamiento del artículo 155 de la Constitución y la llegada a la Generalitat de Cataluña de Quim Torra.

Borrell siempre ha sido muy crítico con el ‘procés’ y hará valer su experiencia y contactos en Bruselas –fue presidente del Parlamento Europeo entre 2004 y 2007- para explicar la posición constitucionalista ante las instituciones comunitarias.

A su vez, dirigirá la posición española en las negociaciones por el ‘Brexit’, decidirá si Exteriores sigue apoyando las gestiones de Zapatero en Venezuela y tendrá en sus manos la posibilidad de incrementar la partida presupuestaria destinada a Cooperación, tradicional bandera socialista, teniendo en cuenta los límites impuestos por los presupuestos que se están tramitando en el Senado.

En clave ministerial, tendrá que designar a unos 40 embajadores y una veintena de altos cargos y, de hecho, en sus manos podría estar el destino de su predecesor en el cargo, si decide continuar en la carrera diplomática.

BIOGRAFÍA DEL NUEVO MINISTRO

Borrell (Pobla de Segur, Lleida, 24/04/1947) es ingeniero aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid, máster en Investigación Operativa por la Universidad de Stanford (EEUU), máster en Economía de la Energía por el Instituto Francés del Petróleo de París y doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid.

Militante del PSOE desde 1975, fue concejal en el municipio madrileño de Majadahonda tras las elecciones municipales de 1979 y responsable de la política fiscal de la provincia de Madrid en el periodo preautonómico.

En 1982, tras la victoria del PSOE en las elecciones generales de ese año, fue nombrado secretario de Estado de Presupuesto y Gasto Público. Entre 1984 y 1991 fue secretario de Estado de Hacienda, teniendo gran resonancia mediática el proceso judicial por fraude fiscal contra la folclórica Lola Flores.

Entre 1991 y 1996 fue ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente y en 1998, dos años después de la salida de Felipe González de la Moncloa, ganó a Joaquín Almunia las elecciones primarias en el PSOE.

A pesar del respaldo de la militancia, nunca contó con el apoyo del ‘aparato’ socialista, que apoyaba a Almunia, y el 14 de mayo de 1999 dimitió tras difundirse informaciones que apuntaban a un supuesto fraude fiscal de dos antiguos colaboradores suyos cuando era secretario de Estado de Hacienda.

En 2002 fue uno de los representantes españoles en la Convención Europea encargada de elaborar el borrador de la Constitución Europea y entre 2004 y 2007 fue presidente del Parlamento Europeo.

Fuera del ámbito político, Borrell ha trabajado en Cepsa, miembro del consejo de administración de Abengoa y presidente del Instituto Universitario Europeo, con sede en Florencia (Italia).