La resolución se da después de que una abuela búlgara expresara su deseo de ver a su nieto, que vive con su padre en Grecia tras divorciarse de la hija de la interesada. Según ella, era “imposible” mantener contacto con el menor y la justicia griega no le dio solución, por lo que recurrió a la de Bulgaria.

Solicitó verlo un fin de semana al mes y acogerlo en su casa dos veces al año durante dos o tres semanas en sus vacaciones, pero los tribunales búlgaros de primera instancia desestimaron la demanda por falta de competencia.

Esta resolución, que reconoce el derecho de todos los abuelos de visitar a sus nietos, no es vinculante ni definitiva. Serán los tribunales del país donde el menor reside de manera habitual quienes fallarán el dictamen definitivo.

“El Tribunal de Justicia precisa que para evitar que diferentes órganos jurisdiccionales adopten medidas contradictorias y, en aras del interés superior del menor, debe ser un mismo órgano jurisdiccional ―en principio el de la residencia habitual del menor― quien se pronuncie sobre los derechos de visita”, indica el documento sobre el caso destinado a los medios de comunicación.