Así lo puso de manifiesto el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que achacó este incremento a la mayor inseguridad en el país, sobre todo en la zona norte.

De hecho, los niveles de desnutrición aguda son particularmente altos en la región del norte, más afectada por la violencia.

Por ejemplo, en Tombuctú están por encima del 15%, señala Unicef, “en buena medida debido al interés limitado de los donantes, que dificulta la adquisición de alimento terapéutico, fundamental para curar a los niños desnutridos".

Además, uno de cada 28 recién nacidos muere en su primer mes de vida, lo que convierte al país en uno de los 10 del mundo con peores índices de mortalidad neonatal. También la mortalidad materna es una de las más altas a nivel global, con una de cada 27 mujeres en riesgo de morir por causas relacionadas con el embarazo. Por otra parte, la cifra de niños que no recibe Educación Primaria ha aumentado un 30 por ciento desde 2009, hasta alcanzar el millón de menores.

En la actualidad, 750 escuelas permanecen cerradas en áreas del norte y el centro del país debido a la inseguridad, lo que afecta a 300.000 niños en edad escolar. Otro millón de niños no recibe Educación Secundaria.

SUFRIR EN SILENCIO

Durante su visita al país africano, la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta H. Fore, denunció que "los niños de Malí sufren en silencio y sin que el mundo les preste atención".

"Si queremos un futuro mejor para los niños de Malí, tenemos que invertir desde hoy en su bienestar", defendido Fore durante su visita a un colegio local a las afueras de Bamako. "Debemos poner a los niños en el centro de nuestras políticas y de nuestros esfuerzos por la consolidación de la paz. Su supervivencia y su futuro dependen de ello", agregó.