Medio ambiente
Aumentan las emisiones de un gas prohibido que daña la capa de ozono
- Por una producción desconocida de triclorofluorometano en el este de Asia, según un estudio
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Las emisiones a la atmósfera del triclorofluorometano (CFC-11), el segundo gas más abundante que agota la capa de ozono, han aumentado desde 2012 por una producción no declarada procedente del este de Asia, pese a que se trata de una sustancia química prohibida por el Protocolo de Montreal desde 2010.
Así lo aseguran 17 científicos en un estudio liderado por la agencia estadounidense NOAA (Administración Atmosférica y Oceánica) y publicado en la revista ‘Nature’. El CFC-11 es una de las sustancias químicas responsables del agujero que se forma en la capa de ozono sobre la Antártida cada septiembre. Tras ser utilizado ampliamente como agente espumante, su producción fue eliminada por el Protocolo de Montreal, pero los científicos han detectado un aumento inesperado en las emisiones de ese gas, probablemente a partir de una nueva producción no declarada.
“Estamos izando una bandera a la comunidad global para decir: ‘Esto es lo que está sucediendo y nos está alejando de la oportuna recuperación del agotamiento de la capa de ozono’”, apunta Stephen Montzka, autor principal del estudio, quien añade: “Se necesita más trabajo para descubrir exactamente por qué las emisiones de CFC-11 están aumentando y si se puede hacer algo al respecto pronto”.
Los clorofluorocarbonos (CFC) fueron en su día ampliamente utilizados en la fabricación de aerosoles, como agentes de soplado para espumas y materiales de embalaje, como disolventes y como refrigerantes.
AISLANTES EN EDIFICIOS
Aunque su producción fue eliminada por el Protocolo de Montreal, actualmente existe una gran reserva de CFC-11 contenida principalmente en el aislamiento con espuma en edificios y en aparatos fabricados antes de mediados de la década de los 90.
Debido a que el CFC-11 todavía representa una cuarta parte del cloro presente en la estratosfera, las expectativas de que el agujero de la capa de ozono cicatrice a mediados de siglo dependen de una disminución acelerada de este gas en la atmósfera a medida que disminuyen sus emisiones, lo que debería ocurrir sin una nueva producción de CFC-11.
A pesar del aumento en las emisiones de CFC-11, su concentración en la atmósfera continúa disminuyendo, pero la mitad de lo observado hace unos años y a un ritmo considerablemente más lento de lo esperado. Esto significa que la concentración total de químicos que agotan la capa de ozono, en general, sigue disminuyendo en la atmósfera. Sin embargo, esa disminución es más lenta de lo que sería sin las nuevas emisiones de CFC.
Las mediciones precisas de las concentraciones atmosféricas globales de CFC-11 realizadas por científicos de la NOAA y el Instituto Cooperativo de Investigación en Ciencias Ambientales (Cires, por sus siglas en inglés) en 12 lugares remotos de todo el mundo muestran que las concentraciones de CFC-11 disminuyeron a un ritmo acelerado antes de 2002, como se esperaba.
Sorprendentemente, la tasa de disminución apenas cambió en la década siguiente. Aún más inesperado fue que se redujo en un 50% después de 2012. Después de considerar una serie de posibles causas, Montzka y sus colegas concluyeron que las emisiones de CFC deben haber aumentado después de 2012.
Esta conclusión fue confirmada por otros cambios registrados en las mediciones de NOAA durante el mismo período, que detectan una diferencia cada vez mayor entre las concentraciones de CFC-11 en los hemisferios norte y sur, evidencia de que la nueva fuente estaba en algún lugar al norte del ecuador.
Las mediciones de Hawái indican que las fuentes del aumento de las emisiones son probables en el este de Asia, aunque Montzka precisa que se necesita más trabajo para reducir las ubicaciones de estas nuevas emisiones.
UN 25% MÁS DE EMISIONES
El Protocolo de Montreal ha sido efectivo para reducir los gases que agotan la capa de ozono en la atmósfera porque todos los países del mundo acordaron controles legalmente vinculantes sobre la producción de la mayoría de los gases producidos por humanos que se sabe que destruyen el ozono.
Según los requisitos del tratado, las naciones han reportado menos de 500 toneladas de producción nueva de CFC-11 por año desde 2010. Las concentraciones de CFC-11 han disminuido en un 15% desde los niveles máximos medidos en 1993.
Eso ha llevado a los científicos a predecir que para mediados y fines de siglo la abundancia de gases que agotan la capa de ozono caerá a niveles vistos por última vez antes de que el agujero de ozono antártico comenzara a aparecer a principios de los años 80.
Sin embargo, los resultados del nuevo análisis de las mediciones atmosféricas de NOAA muestran que las emisiones de CFC-11 aumentaron de más de 14.000 toneladas por año a alrededor de 65.000 toneladas por año desde 2014 hasta 2016, es decir, un 25% por encima de las emisiones promedio entre 2002 y 2012.
(SERVIMEDIA)
17 Mayo 2018
MGR/gja