Los arrestados utilizaban armas de fuego para cometer los robos y guardaban siempre las joyas sustraídas en la misma bolsa de deportes, que ha sido hallada en uno de los domicilios que ocupaban. En los registros llevados a cabo se han recuperado más de 170 piezas de joyería robadas, varios relojes de distintas marcas y seis teléfonos móviles.

La investigación comenzó el pasado mes de septiembre a raíz de una denuncia interpuesta en la Comisaría de Fuencarral-El Pardo tras el robo en una joyería de la zona. Días más tarde tuvo lugar otro robo de características muy similares en otra joyería del distrito.

Los agentes descubrieron que en ambos casos el autor de los hechos era la misma persona, ya que tanto el "modus operandi" utilizado como la descripción física de los denunciantes coincidían plenamente.

Los ladrones actuaban siempre de la misma forma: uno de los individuos entraba en el establecimiento preguntando por una joya bastante común, y, cuando el empleado de la joyería iba a buscar la pieza a la trastienda, el atracador aprovechaba para sacar un arma de fuego con la que le amenazaba para que le diera todo el género que tuviese en la caja fuerte.

Para seleccionar sus objetivos, los miembros del grupo visitaban los comercios en los días previos al del robo con el pretexto de informarse sobre alguna alhaja.