La solicitud se ha producido después de que una abuela búlgara expresara su deseo de ver a su nieto, que vive con su padre en Grecia tras divorciarse de la hija de la interesada. Según ella es “imposible” mantener contacto con el menor y la justicia griega no le ha dado solución, por lo que recurrió a la de Bulgaria.

Solicitó verlo un fin de semana al mes y acogerlo en su casa dos veces al año durante dos o tres semanas en sus vacaciones, pero los tribunales búlgaros desestimaron la demanda por falta de competencia.

Ahora el caso ha llegado a los tribunales europeos y Szpunar ha pedido a los magistrados que consideren la posibilidad de que el derecho de visitas ampare también a los abuelos apelando al Convenio de La Haya de 1996, argumentando así la integración en la vida familiar de las relaciones entre parientes próximos que pueden desempeñar una función “destacada”.

Los jueces del Tribunal de Justicia comenzarán ahora sus deliberaciones sobre este asunto, aunque su fallo no resolverá el litigio nacional, ya que son estos tribunales los que deben resolver el caso conforme a la decisión de Luxemburgo.