La alcaldesa, Manuela Carmena, entregó las distinciones aprobadas por unanimidad en el Pleno ordinario de marzo, y pronunció unas palabras dedicadas a cada uno de los premiados.

A Almodóvar le describió como “un cineasta genial”, “un monstruo” y “un atrevido quijote” del que destacó su “autonomía moral” y que ha sido “un lujo para Madrid” ser escenario de muchas de sus películas, y le agradeció no haberse convertido en un cineasta “francés” ni haberse ido a vivir a Manhattan.

De Raphael destacó su “sana ambición para romper la barrera del destino”, que le ha convertido en “icono para tres generaciones”, pese a lo cual sigue renovándose y creando nuevas composiciones, y le definió como “un divo que no ejerce de divo”.

En el Pleno, Almodóvar recordó cómo salió huyendo de su pueblo manchego porque Madrid era “la ciudad de la libertad”, donde uno podía vivir como quisiera “sin que le señalaran” y la sede de los museos, los teatros y los cines, y aseguró que nunca se ha sentido extranjero en la ciudad y que ahora ya puede decir que tanto él como sus personajes seguirán viviendo aquí.

A su vez, Raphael dijo que este reconocimiento era “muy deseado” para él “desde hace mucho tiempo”, porque todo lo importante de su vida salvo su nacimiento en Linares (Jaén) ha ocurrido en esta ciudad: desde su estreno como cantante en una escolanía infantil de Cuatro Caminos hasta algunos de sus conciertos más representativos, su primera película y el lugar donde conoció a su mujer y han nacido sus tres hijos y sus ocho nietos.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que asistió al acto, ensalzó que Almodóvar y Raphael, éste último amigo personal suyo y que le invitó, representan lo mejor de la cultura española. Como él, los portavoces municipales de PP y Cs, José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís, elogiaron el acto emotivo de entrega de las medallas de Hijos Adoptivos.