Así se expresa Alonso en la carta de presentación de la Memoria de Supervisión del Banco de España en 2017, un documento que expone la labor realizada por la entidad durante 2017 en el desarrollo de sus competencias supervisoras en los ámbitos microprudencial, macroprudencial y de protección al cliente bancario.

Por otro lado, destaca que “gracias al refuerzo de la supervisión y regulación, a las reformas implementadas en el sector, a la recuperación de la actividad económica y a las actuaciones llevadas a cabo por las propias entidades, podemos afirmar que la solvencia del conjunto del sector bancario español se ha reforzado en los últimos años”.

Sin embargo, admite que “a pesar de esta mejora del sector, durante 2017 se han continuado registrando los efectos de la crisis, en particular, en la resolución de una entidad significativa supervisada por el mecanismo europeo de supervisión (MUS), el Banco Popular.

Por ello, advierte de que “mirando al futuro, si bien las entidades de crédito españolas han venido reforzando su posición, persisten aún importantes retos que deberán afrontar en los próximos años”, entre los que cita la irrupción de estas empresas tecnológicas, las llamadas Fintech.

Los otros retos, según Alonso, son la definición del modelo de negocio, la gestión de los activos improductivos, la adaptación a las novedades regulatorias y la recuperación de la confianza.