El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, presentó este martes las obras debido a que el mes que viene se licitarán otras que hay que realizar en la estación de Chamartín y que son imprescindibles para acometer las de Atocha. En concreto, se darán de baja cuatro vías de ancho ibérico, dos de las cuales pasarán a ser de ancho internacional, y se construirán otras cuatro, también de esta sefunda anchura. Además, se ampliará el vestíbulo hacia el sur. Esas obras comenzarán en octubre, costarán 237 millones y concluirán en 2020, pero no será necesario esperar a entonces para iniciar las de Atocha.

Estas últimas aprovecharán el túnel ferroviario ya construido y en pruebas entre ambas estaciones, que recorre más de 7 kilómetros a una profundidad de hasta 45 metros y ha costado 326 millones, para hacer de Atocha “la estacion vertebradora de la alta velocidad en España” y, a nivel urbano, “el mayor nodo de comunicación intermodal” del país, tal como lo presentó De la Serna.

Así, Atocha dejará de ser cabecera de los corredores de AVE que enlazan con el sur y el Mediterráneo y se convertirá en “estación pasante”, que canalizará sin necesidad de transbordos y con un ahorro de al menos media hora los trayectos de alta velocidad que unan el norte y el sur de España. Por su parte, los madrileños podrán apearse en la estación que mejor les venga sin necesidad de coger el metro.

Las obras de Atocha, que diseñará el arquitecto Rafael Moneo, serán la segunda fase de las que ya están en servicio desde 2010, consistirán precisamente en la ejecución de la mencionada estación pasante, subterránea, y también en la creación de un nuevo vestíbulo en la calle Méndez Álvaro que se terminará uniendo al actual, así como la integración de la marquesina histórica y la reordenación de su interior. En conjunto, la capacidad pasará de 18 a 40 millones de pasajeros, acorde con el nuevo papel que tendrá Atocha y con los nuevos desarrollos de la alta velocidad en diversas partes de España, que también tendrá que canalizar.

Una última actuación ferroviaria serán las obras de un by-pass necesario para que la línea de AVE procedente de Barcelona y Zaragoza enlace con el túnel Chamartín-Atocha; una obra que el ministro calificó de “enormemente complicada” porque tiene que salvar otras vías y carreteteras, que costará 90 millones y que se licitará e iniciará en 2019, con una previsión de duración de 36 meses.