La Sierra de Guadarrama, una barrera que dificulta el intercambio genético en sapos
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
La Sierra de Guadarrama condiciona la conectividad entre las poblaciones de cuatro anfibios ibéricos: la ranita de San Antonio, el sapo corredor, la rana verde común y el sapo de espuelas, según las conclusiones de un estudio de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC).
El estudio, publicado en 'Journal of Biogeography', muestra que para el sapo de espuelas la Sierra de Guadarrama supone una barrera difícil de superar, pero para el resto de especies -la ranita de San Antonio, el sapo corredor y la rana verde común- actúa como un filtro semipermeable.
Los resultados muestran que las características vitales de cada especie están muy relacionadas con la intensidad de las barreras naturales o artificiales, que pueden provocar la reducción del flujo genético entre distintas poblaciones. Es decir, el intercambio entre poblaciones, uno de los factores demográficos que más afectan a la diversidad, ayuda a mantener una buena salud genética de las especies.
En la intensidad de migración de las especies influyen elementos naturales (ríos, montañas, mares) y artificiales (carreteras, vías férreas, vallados) que pueden suponer una barrera total o parcial a este intercambio genético. “Cuando el flujo se interrumpe de manera prolongada en el tiempo, se produce una creciente diferenciación entre los grupos que quedan separados por la barrera que puede contribuir a la formación de nuevas especies”, apunta Íñigo Martínez-Solano, biólogo e investigador del MNCN.
Para comprobar si la Sierra de Guadarrama es una barrera para el flujo génico de las cuatro especies estudiadas, los investigadores realizaron varias aproximaciones analíticas y observaciones directas en el desplazamiento de las especies, mediante el marcaje y recaptura de cientos de individuos.
(SERVIMEDIA)
06 Mar 2018
ARS/caa/ahp