Según informó la constructora, los ingresos del grupo fueron de 5.802 millones de euros, un 2,5% menos que en 2016 debido, especialmente, a la desconsolidación del negocio de cemento en Estados Unidos a partir del 1 de noviembre de 2016 y, en menor medida, a la fortaleza del euro frente a gran parte de las monedas en las que opera FCC.

Por áreas de ingresos, España supuso el grueso, con el 54,9%. Por detrás, Reino Unido aportó el 13%.

El resultado bruto de explotación (Ebitda) retrocedió un -2,2%, hasta los 815,4 millones de euros en 2017 por estos efectos. Si se descuentan, el Ebitda aumentó un 2,7%.

El margen consolidado creció hasta el 14,1% debido al incremento de la rentabilidad operativa, a las sinergias implantadas y al resultado de las medidas tomadas para aumentar la productividad.

A cierre de 2017, las áreas de Servicios Medioambientales y Gestión Integral del Agua supusieron un 81,8% del resultado bruto de explotación del grupo, mientras que el 18,2% restante provino de las actividades vinculadas a la construcción de infraestructuras, edificación y otras menores. En el caso de construcción, esta área alcanzó a cierre de 2017 una cartera total agregada de 4.935,3 millones de euros.

La deuda financiera neta al cierre de 2017 era de 3.579,5 millones, lo que supone una disminución de 11,4 millones de euros respecto a igual fecha de 2016.

En este sentido, cabe recordar que el pasado 8 de junio entró en vigor la novación del préstamo sindicado de FCC. El acuerdo de refinanciación se perfeccionó con la amortización anticipada de 1.069 millones de euros de la financiación existente con cargo a los fondos obtenidos a través de la emisión de dos bonos corporativos en el mercado internacional por parte de FCC Aqualia. Dichos bonos, de importe nominal de 700 y 650 millones de euros y vencimiento 2022 y 2027, respectivamente, cuentan con una remuneración anual media del 2%.