“Las características propias de los márgenes son las que determinan si los conejos son más o menos abundantes allá donde están presentes”, concluyó el experimento, que analizó 130 kilómetros de autopistas en Castilla y León. Los atropellos son casi una constante en estas vías, lo que convierte a los conejos en una especie peligrosa para el tráfico.

“La abundancia de estos animales es problemática”, advirtieron los investigadores, ya que para construir sus madrigueras los conejos excavan en los alrededores de la autopista, pudiendo comprometer la estabilidad de la infraestructura. Asimismo, hay conductores que dan volantazos para evitar atropellos, con el riesgo que ello supone.

Resulta que los márgenes de las autopistas son especialmente atractivos para los conejos por la presencia de vegetación herbácea o arbustiva y la anchura en metros de los márgenes.

Otro resultado destacado del estudio es que los márgenes de las autopistas “facilitan la ampliación de los rangos de distribución de la especie”, mientras que en aquellas vías que no reúnen las condiciones deseables para los conejos, como los campos de cultivo intensivos, los márgenes sirven de refugio a la especie y, potencialmente, como vías de dispersión.

“Aunque se han llevado a cabo algunas acciones correctoras como el refuerzo de las vallas perimetrales de las autopistas con mallas de pequeño tamaño y anclajes al suelo, estas medidas parecen tener una efectividad limitada”, indicaron los investigadores.

Por tanto, la investigación sugiere tomar medidas para reducir las poblaciones de estos animales en los márgenes de autopistas y compensar la reducción de conejos mediante la habilitación de zonas semejantes en áreas alejadas del tráfico, donde los conejos puedan sobrevivir y seguir cumpliendo su rol en el ecosistema.