Este acuerdo, pensado para zonas en las Orange no tiene planificado desplegar su propia fibra, permite a la compañía francesa seguir accediendo a las conexiones en las que Telefónica no tiene “obligaciones regulatorias de prestar un servicio de acceso indirecto a su fibra óptica”.

Para Orange, el acuerdo permite complementar su despliegue en curso, así como disponer de una alternativa a sus acuerdos de coinversión con otros operadores. Este acuerdo se basa en compromisos de compra a largo plazo y, para Telefónica, supone aumentar el grado de utilización y la eficiencia del despliegue de su red de fibra óptica.

Por su parte, Telefónica pretende demostrar su “compromiso de alcanzar acuerdos con otros operadores” para así “mejorar la eficiencia de sus inversiones en infraestructuras a largo plazo”. La compañía española ya firmó un acuerdo de características similares hace casi un año con Vodafone y asegura estar “abierta a alcanzar acuerdos con otros operadores”.