Puigdemont reiteró que no hay otro candidato ni otra combinación aritmética parlamentaria posible a su investidura e insistió que sus “intenciones permanecen intactas” tres meses después de instalarse “en el exilio”.

Por ello, consideró que ha llegado el momento de que “la mayoría social y política soberanista dé una respuesta unitaria y coordinada” para hacer frente a lo que considera un nuevo ataque del Estado, al que acusó de no aceptar ni respetar el resultado de las elecciones de diciembre.

El expresidente, en un mensaje de vídeo en el que aparece sólo sobre un fondo gris, dice que no aceptan que les dicten presidencias, ya que hacerlo significaría “hipotecar para siempre” los resultados de las elecciones de diciembre y rendirse a las “maniobras” del Estado.

Al Gobierno le acusó de someter al Parlamento autonómico y a los ciudadanos de Cataluña a un chantaje para elegir a un presidente que complazca al Ejecutivo de España. Ante esta tesis, hizo un llamamiento a la población para defenderse “como país” desde posiciones pacíficas y democráticas. “Mantengámonos unidos porque vendrán nuevos desafíos”, concluye.