"El conductor detenido ha actuado en todo momento de manera consciente y con serenidad. Una persona que después de matar así a una chica tiene la sangre fría de huir y comprarse unos billetes para salir del país no puede sentir ningún tipo de arrepentimiento. Cuando le han pillado ya estaba subido en el avión, dispuesto a emprender una vida nueva. Estamos cansados de tanta la impunidad en los asesinatos viales: el conductor merece el peor de los castigos", indicó Canes en un comunicado.

Elena Fernández Cuadrado, abogada y responsable del Departamento Legal de la Asociación DIA, comentó que se trata de un caso de omisión de socorro, es decir, cuando conociendo la existencia de una persona que se halla desamparada y en peligro manifiesto y grave no se le presta auxilio. El Código Penal tipifica como delito estos hechos con un castigo que va desde la multa hasta una pena de cárcel de seis meses a cuatro años.

Fernández Cuadrado indicó que hay interpretaciones diversas porque en ocasiones la persona responsable de un accidente y que se da a la fuga ha quedado absuelta “por considerar que, ya sea por tratarse de una vía pública o por estar la víctima acompañada, ha podido ser auxiliada por una tercera persona o por una ambulancia o en ocasiones por no resultar una lesión muy grave, aunque el comportamiento haya sido el mismo: no prestar el socorro debido”.

Silvia Sánchez Polo, psicóloga colaboradora de Asociación DIA, recalcó que el detenido mantuvo "una conducta fría y calculada" y que la actitud de coger un vuelo para irse a otro país "es una clara conducta de escape, de evitación de las consecuencias por el miedo al castigo”. “El conductor detenido buscaba en otro país (Argentina) un lugar seguro en el que no es culpable de nada. Desconozco si esta persona tiene algún tipo de patología, pero, sin duda, ha demostrado una auténtica falta de empatía, ética y moral", apostilló.