21-D. El PSC confía en rentabilizar la imagen de Iceta como garante de la estabilidad
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El PSC ha usado durante la campaña electoral para los comicios autonómicos de este jueves la estrategia de presentar a su candidato, Miquel Iceta, como el garante de la estabilidad institucional, social y, sobre todo, económica.
Según fuentes del equipo del candidato y primer secretario del PSC, desde el mes de febrero ya tuvieron claro que la situación en Cataluña pasaba por garantizar la estabilidad económica, de manera que las empresas y el dinero "no se fueran".
Por eso, ante la deriva secesionista de los últimos meses, Iceta se ha ido forjando una imagen de mediador, de persona dialogante que busca el consenso para evitar una confrontación, que se ha visto reforzada en la campaña con la apuesta final de "Iceta presidente". Además de por compromiso político, ahí se enmarcan sus conversaciones con la Generalitat y con el Gobierno para buscar una entente.
Con esa premisa, se pasó también a apoyar toda esta estrategia con gestos en la escenografía como la vestimenta de un Iceta siempre de traje y corbata, y sus intervenciones en los mítines siempre junto a la senyera, como en los discursos institucionales del president del Govern.
Sin embargo, en el fondo de esta estrategia, según dichas fuentes, se mantenía que una de las “claves principales” pasaba por presentar un proyecto que atrajese al “dinero” ofreciéndole “seguridad”, partiendo de la premisa de que lo que más teme es la inseguridad jurídica.
Así, ante el difuso escenario planteado por los independentistas en los últimos meses, que generó el cambio fiscal y social de miles de empresas, así como la aplicación del artículo 155 por parte del Gobierno, desde el equipo que ha diseñado la campaña de Iceta apostaron más aún por esa imagen del líder socialista como una persona que da seguridad y garantía institucional.
Su proyecto para el día después del 21-D, como él mismo ha repetido en los mítines, es que el PSC asegurará la "reconciliación" real, mientras la otra alternativa a los independentistas, Ciudadanos, busca la “revancha”.
Los estrategas de Iceta marcaron esa idea de ahondar en el discurso dirigido al “dinero” contraponiendo la posibilidad de Iceta de llegar a la Presidencia con el hecho de que lo haga la candidata de CS, Inés Arrimadas, quien, a su juicio, no se ve que despierte seguridad en ese sector.
OPTIMISMO EN LAS BASES
A la espera de los resultados que arrojen las urnas este jueves, en el PSC celebran la campaña que han hecho porque han despertado “ilusión” como hace años que no lo conseguían y ahora, como reconocen fuentes socialistas, por primera vez en mucho tiempo han pasado de ver cuánto perdían a ver hasta dónde suben.
Así, comentan que ante las expectativas de victoria que han dado las encuestas a Ciudadanos, si Arrimadas no vence se podrá leer como una derrota, mientras que el PSC puede mostrar como una victoria cualquier resultado que suponga mejorar su situación parlamentaria actual, y que no haya mucha distancia con la formación de Albert Rivera.
Cierto es que parten de su suelo histórico, cosechado en las pasadas elecciones de 2015, con 16 escaños, pero remarcan que hasta el pasado mes de julio sus encuestas internas les situaban en la horquilla 16-17 pero con tendencia negativa.
Por ello, celebraron que en su mitin central en Barcelona el pasado domingo fueran capaces de congregar a unas 5.000 personas, porque era una demostración de “optimismo”. "Nos merecíamos hacer un acto como este. Nos merecíamos recuperar la sonrisa, la esperanza, el optimismo, que son consustanciales a nuestra forma de entender la vida", afirmó entonces el líder del PSC.
El PSC ve el 21-D con un optimismo que le lleva a pensar en la posibilidad de gobernar pese a no ganar las elecciones, siempre que el bloque independentista no obtenga mayoría absoluta. Todo ello pese a que las encuestas sólo dan a los socialistas catalanes una cierta mejoría y lo sitúan en cuarta posición.
GOBIERNO TRANSVERSAL
Según dicen en privado en el PSC, Iceta se lanzaría si ninguno de los dos grandes bloques suma claramente, y tras unos días de reposo de los resultados electorales. Entonces, el PSC se ofrecería como alternativa para negociar un gobierno “transversal” y “lo más solvente y sólido posible”.
En este proceso consideran que es importante “separar” la investidura del Gobierno. Pese a que a Iceta le gustan los gobiernos de coalición, es consciente de la complejidad que tendría en la situación actual catalana y apostaría más por acuerdos parlamentarios y por recuperar la política en el Parlament. De hecho, en el PSC ya avanzan que un supuesto Ejecutivo liderado por Iceta no contaría con miembros de otros partidos pero sí con independientes, además de un ‘conseller en cap’.
El PSC se ha centrado esta campaña electoral en presentar a Iceta como presidencial y como la “única” opción para “reconciliar” a los catalanes. Este mensaje lo ha repetido también el líder del PSOE, Pedro Sánchez, en cada uno de los ocho actos en los que ha arropado a Iceta en esta campaña.
Una vez los datos del 21-D le den “legitimidad” para optar a la Presidencia, se pondrían manos a la obra a negociar un gobierno “transversal” y “lo más solvente y sólido posible”.
En esa negociación Iceta pondría sobre la mesa de negociación de los pactos posteriores a las elecciones autonómicas del 21-D la opción de que él dejaría la Presidencia de la Generalitat en dos años si no alcanza acuerdos que reflejen la reconciliación de la sociedad catalana.
HISTÓRICO ELECTORAL
Los socialistas no suben en votos y escaños desde 1999 y el resultado más bajo de su historia fue el de las pasadas elecciones, las de 2015, cuando el PSC obtuvo 16 escaños. Entonces ahondó más en el mínimo que ya había alcanzado en 2012 al quedarse en 20 diputados. En 2010 obtuvo 28, en 2006 se quedó en 37 y en 2003 en 42 escaños.
Esta sangría de votos del PSC empezó en 1999, cuando registró su mayor respaldo con el 37,5% de los votos (1.183.299), que se tradujeron en 50 escaños. Pese a ese resultado, siguió el Gobierno de Jordi Pujol (CiU) una legislatura más hasta que en 2003 se lo arrebató Pasqual Maragall con el tripartido (PSC-ERC-ICV) tras ganar las elecciones en votos 31,17% (1.031.454) pero quedar segundo en diputados con 42 escaños. La factura de este gobierno, señalado por la tramitación del Estatut, caló en las urnas y CiU volvió al Gobierno, esta vez con Artur Mas.
(SERVIMEDIA)
21 Dic 2017
MML/caa