Así lo reveló Nadal durante la presentación del informe ‘Energy Outlook 2030’, elaborado por Cepsa, donde explicó que este dato procede del Organizador del Mercado Ibérico de Electricidad (OMIE).

El precio mayorista de la electricidad representa cerca del 40% de la factura, ya que el resto depende de los costes regulados del sistema y de los impuestos. Por ello, este impacto del carbón destacado por Nadal representaría un ahorro en la factura de alrededor del 8%.

El ministro defendió que “el carbón sigue teniendo un papel en el mix energético” ya que, en los momentos de punta de producción, donde son necesarias las térmicas, es ahora bastante más barato que el gas.

Sin embargo, admitió que hasta 2030 hay dos factores que pueden hacer cambiar esta situación: la evolución que puedan tener ambas fuentes de producción y el sobrecoste que pueda representar para el carbón el pago de los derechos por emitir CO2.

En esta línea, defendió que en el proceso de transición energética que se debe afrontar en los próximos años "se debe tener en cuenta el análisis coste y beneficio para saber cómo podemos llegar, optimizando nuestros recursos, a una economía cada vez más descarbonizada”. “No es un salto”, advirtió.

En este contexto, dijo que “no podemos garantizar que la energía renovable sea la base del sistema” y sostuvo que dicho papel lo debe jugar la nuclear o el gas, por lo que abogó por mantener la producción nuclear durante la próxima década.

“Necesitamos un debate profundo y honesto, en el que las ideas se contrapongan buscando la mejor situación posible y tratando de optimizar, de la mejor manera posible, el desarrollo social y económico del país”, prosiguió Nadal, quien denunció que “sobra mucha ideología y falta reflexión”.

“Hay una variable que siempre desconocemos que es cuál va a ser el grado de avance tecnológico”, admitió el ministro, quien considera que la potencial mejora sustancial del almacenamiento “es la pregunta más importante que no podemos resolver hoy”.

Por su parte, el vicepresidente y consejero delegado de Cepsa, Pedro Miró, mostró su “voluntad” de formar parte de este debate sobre la transición energética, en el que enmarca su estudio, según el que la demanda de energía será similar a la actual en 2030.

Según el estudio, en España el conjunto de las energías fósiles (petróleo, gas y carbón) aportarán en torno al 66% del consumo energético en 2030, unos 10 puntos menos que actualmente, con bajadas del petróleo y el carbón y subidas del gas, especialmente en usos industriales.

En cuanto a la producción eléctrica, el informe, que tendrá revisiones anuales, contempla que el 46% tenga origen eólico y solar, el doble que hoy en día.