Un fósil de rinoceronte revela que el clima en Siberia hace 50.000 años era como el actual
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Un fósil de rinoceronte con más de 50.000 años confirma que el clima de la tundra ártica siberiana era similar al actual, según un estudio realizado por un equipo internacional de investigadores en el que ha participado el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC).
La especie (‘Stephanorhinus kirchbergensis’) es un rinoceronte de bosque cuyo cráneo fosilizado fue encontrado en Yakutia (Rusia) y vivió hace entre 48.000 y 70.000 años. Su presencia en la tundra ártica siberiana y los restos de alimentos y de polen señalan que el clima en Siberia era muy parecido al de ahora.
Los restos son los primeros de una especie de este género descubiertos dentro del círculo polar ártico, lo que expande mucho el área de distribución que se le suponía a la especie.
El origen de los ‘Stephanorhinus kirchbergensis’ se sitúa en el norte de China. Desde allí fueron expandiéndose hacia el resto de Asia y Europa durante los periodos interglaciares. “Descubrir un ejemplar tan al norte implica que, además de los períodos extremadamente fríos de las glaciaciones, hubo otros en los que el clima en la zona era similar al actual, húmedo y frio”, explica Jan van der Made, investigador del MNCN-CSIC.
Además del análisis genético de la especie, el equipo de trabajo ha contado con los restos de comida y polen que se encontraban en las fosas de los dientes y la cavidad cerebral del animal, respectivamente, que han permitido determinar el ambiente en el que vivió, así como lo que comió este ejemplar días antes de su muerte.
“Los análisis morfológicos y genéticos confirman que esta especie está evolutivamente más cerca de los rinocerontes lanudos, ‘Coelodonta antiquitatis’, que se extinguieron hace alrededor de 13.900 años, que a las especies que viven en la actualidad”, añade Van der Made.
El cráneo encontrado y los restos de comida corroboran lo que ya suponían los investigadores por la posición del occipital. “La postura de la cabeza nos indica que su mirada estaba más enfocada hacia el frente que hacia el suelo. Este hecho apuntaba a que la especie era más ramoneadora que pastadora, es decir, que se alimentaba de hojas y ramas más que de pastos. Haber descubierto un fósil con restos de comida y marcas dentales tan claras corrobora esas hipótesis”, apunta Van der Made.
Los restos de comida y el desgaste dental desvelan que la especie se alimentaba de plantas arbustivas (arándanos, grosellas, abedules, pinos, musgos...) más que de pastos.
(SERVIMEDIA)
12 Dic 2017
MGR/caa