La Biblioteca Nacional rinde desde hoy homenaje a 'Azorín' en el 50 aniversario de su muerte
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La Biblioteca Nacional de España (BNE) se une al 50 aniversario de la muerte de José Martínez Ruiz 'Azorín' (Monóvar, 1873-Madrid, 1967) con una muestra bibliográfica que podrá contemplarse desde hoy hasta el próximo 20 de enero y con un acto homenaje esta tarde en el que participarán Luis Alberto de Cuenca, presidente del Real Patronato de la BNE, y José Payá, director de la Casa-Museo Azorín.
La exposición hace un recorrido por el legado del escritor, que, a lo largo de su casi centenaria vida, dejó más 140 libros y 5.500 cuentos "en los que plasmó una visión melancólica de un mundo que siempre pareció observar desde la distancia, como si procediera de otra época", informó la BNE.
José Martínez Ruiz, miembro de la Generación del 98 y cronista de la misma, se convirtió en un clásico de la literatura española. “El estilo no es nada. El estilo es escribir de tal manera que quien lo lea piense: esto lo hago yo. Y que, sin embargo, no pueda hacer eso tan sencillo –quien así lo crea-; y que eso que no es nada, sea lo más difícil, lo más trabajoso, lo más complicado”, dijo 'Azorín' sobre su escritura.
Empezó a estudiar Derecho en Valencia, pero no acabó la carrera. Su precoz interés por la literatura se hizo público por primera vez en la conferencia que presentó en el Ateneo Literario de Valencia sobre 'La crítica literaria en España'. Pronto aparecerían sus primeras obras impresas, 'Moratín' (1893) o 'Buscapiés' (1894), para las que utilizaría pseudónimos como 'Cándido' o 'Ahrrimán'.
En 1896 se mudó a Madrid, donde se ganó la vida precariamente gracias a sus colaboraciones en la prensa y trabó amistad con otros jóvenes literatos, como Valle-Inclán, Baroja o Juan Ramón Jiménez, a quienes más tarde se conocería como la Generación del 98, denominación ideada por el propio 'Azorín' en 'Clásicos y modernos' (1913). Con la publicación de 'Charivari' (1887), una ácida crítica del mundillo literario, su nombre empezó a hacerse conocido.
Pese a que su irrupción en los círculos artísticos y periodísticos llegó acompañada de unos postulados radicales, pronto evolucionaría hacia posturas más conservadoras. Al comenzar la Guerra Civil se exilió en Francia, pero volvió años después a Madrid para centrarse en el estudio de los clásicos.
(SERVIMEDIA)
12 Dic 2017
MAN/caa