Estas alteraciones cardiovasculares afectan especialmente a los hombres y constituyen la causa de muerte más frecuente en este grupo de población. En cuanto a las mujeres, las enfermedades isquémicas de corazón representan la segunda causa de fallecimiento, por detrás de las cerebrovasculares.

Asimismo, la cardiopatía isquémica es responsable del 88% de las defunciones súbitas, en particular entre la población de 25 a 74 años. El doctor Ajuria aseguró que dos de cada tres pacientes que fallecen en los primeros 30 días después del infarto de miocardio mueren antes incluso de llegar al hospital.

En este sentido, destacó que el plazo de respuesta es esencial, ya que los 90 minutos posteriores al ataque cardíaco son vitales para minimizar las secuelas o evitar la muerte.

En opinión del doctor Elías Durán, coordinador del Servicio de Atención Cardíaca Inmediata (SACI) de la Clínica La Luz, la preparación de un equipo humano y técnico perfectamente coordinado es decisiva para reducir el tiempo de reacción, ya que el riesgo de mortalidad puede incrementarse hasta un 1% cada hora que transcurre desde que se origina el infarto.

Sin embargo, según los últimos estudios, la mitad de los infartados tarda una media de cuatro horas en acceder al médico de Atención Primaria y unas dos horas en llegar al hospital, lo que, según el doctor Ajuria, "dificulta el control de las arritmias y provoca una pérdida de eficacia de los fármacos fibrinolíticos".

En España, la insuficiencia cardíaca es responsable del 5% de las hospitalizaciones, con cerca de 80.000 ingresos anuales, y es la primera causa de hospitalización entre mayores de 65 años.