Desde las 12 del mediodía, todos los miembros de la Familia Real fueron recibiendo uno a uno a los mandatarios y autoridades asistentes, a quienes fueron dando la mano, recibiendo el pésame, en la puerta de la catedral, para luego ir acomodándose en los bancos del templo.

Con todos los asistentes ya dentro, la Familia Real y el presidente del Gobierno, José María Aznar, hicieron entrada en la catedral, alson del himno de España, poco antes de las 12,45 horas.

Un total de 30 obispos, junto a los cardenales arzobispos de Madrid, Antonio María Rouco; de Barcelona, Ricardo María Carles; y Sevilla, Carlos Amigo, cooficiaron la misa en recuerdo de los 190 fallecidos en los atentados contra cuatro trenes de cercanías en las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia.

En su homilía, el cardenal Rouco dijo que "en la estrategia del terrorismo opera siempre la siembra del odio como su inspiración y motiación últimas y decisivas. No hay que dejarse engañar con relación a la verdadera naturaleza de sus planes y objetivos últimos".

ATAQUE A LAS NACIONES CRISTIANAS

"Los terroristas se han propuesto atacar y dañar profundamente la convivencia, la concordia y la paz de los españoles y, a la vez, avanzar en la consecución de uno de sus más importantes objetivos: el de minar progresiva y aceleradamente las bases morales y espirituales sobre las que descansan nuestras sociedades y naciones de raíces cristinas", prosiguió el arzobispo de Madrid.

Tras recordar que "ningún homicida lleva en sí vida eterna" y que "el terrorista lleva en sí la semilla de la muerte eterna", Rouco añadió que "frente a esta "estrategia del odio, sólo cabe al final una sola respuesta eficaz: el amor".

Este amor ha de ser hacia los familiares de las víctimas, hacia quienes cuidan a los heridos en los hospitales, hacia Dios "para que convierta y traiga a penitencia y conversión a los terroristas", hacia quienes se "vaciaron"para ayudar a las víctimas y heridos el día de los atentados y hacia quienes "luchan, justa y denodadamente, en la superación y erradicación del terrorismo".

"Manteneos lejos de toda forma de nacionalismo exasperado, de racismo y de intolerancia. Testimoniad con vuestra vida que las ideas no se imponen, sino que se proponen. ¡Nunca os dejéis desalentar por el mal!", fue otro de los consejos de Rouco.

Justo al lado del altar estaban situados los miembros de la Familia Real: los Reyes Don Juan Carls y Doña Sofía, el Príncipe Felipe y su prometida, Letizia Ortiz, los Duques de Lugo y los Duques de Palma, todos ellos con visibles muestras de dolor en sus rostros.

En los bancos centrales de la catedral se colocaron los miembros de la amplia representación internacional, compuesta, entre otros por Tony Blair, Gerhard Schroeder, Jacques Chirac, Jorge Sampaio,los presidentes Italia, Estonia y Finlandia, y los primeros ministros de Bélgica, Eslovaquia, República Checa, Polonia, Rumanía, Albania.

UNIN EUROPEA Y CASAS REALES

La Unión Europea estuvo representada por el presidente de turno y primer ministro de Irlanda, Berti Ahern; el de la Comisión Europea, Romano Prodi, y el del Parlamento Europeo, Pat Cox.

Entre los miembros de Casas reales, asistieron el Príncipe Carlos, del Reino Unido, Felipe de Bélgica, Felipe de Dinamarca, Mulay de Marruecos, Haakon de Noruega y Alberto de Mónaco.

En cuanto a las autoridades españolas, estuvieron presentes todo el Gobierno en funciones en pleno, reresentantes del PSOE, que próximamente ocupará el Ejecutivo, y de todos los partidos políticos.

Asimismo, acudieron los presidentes de las 17 comunidades y las dos ciudades autónomas, del Congreso, el Senado, el Consejo de Estado, el Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo, el Consejo General del Poder Judicial, la Audiencia Nacional, el Tribunal de Cuentas y el Defensor del Pueblo.

Los bancos de la catedral también acogieron a cientos de familiares de las víctimas, a quienes también se les abían habilitado unas sillas en la explanada delantera de la catedral, pero que finalmente no ocuparon, debido al mal tiempo y a la lluvia que en ocasiones caía este mediodía sobre Madrid.

Tras más de una hora de ceremonia, Don Juan Carlos, Doña Sofía y el resto de miembros de la Familia Real se acercaron a saludar, durante más de quince minutos, a prácticamente todos los familiares de las víctimas que se encontraban allí.