Estos dos países tienen una renta per cápita que casi duplica a la española y además, según señala el informe elaborado por el Boletín de Información omercial Española (ICE), algunos de los países más desarrollados del mundo, con la excepción de Francia, han disminuido en los últimos años el esfuezo que realizaban en este campo.

Además, España superaría la media de los países miembros de la OCDE en ayuda al desarrollo, que es actualmente del 0,35 por ciento del PIB.

El estudio admite la obligación moral para los países desarrollados de contribuir al crecimiento económico de los estados menos desarrollados, pero advierte que "no debe considerseen modo alguno que derramar flujos financieros sin más sobre el Tercer Mundo y en cualquier cantidad ayudaría necesariamente a que estos países inicien una senda de desarrollo sostenida".

Según señala, la ayuda al desarrollo no siempre tiene efectos positivos. "En muchas ocasiones, por el contrario, se ha revelado como inútil e incluso contraproducente. El ejemplo de la ayuda alimentaria es, en este sentido, esclarecedor", afirma.

El informe del Ministerio de Comercio señala que la aportación grauita de alimentos a un país sin graduar el flujo de ayuda y sin evaluar sus efectos puede hundir los precios y desincentivar la producción, amplificando así la duración y ámbito del problema.

"En el pasado", añade "la masiva aportación gratuita de excedentes alimentarios por parte de la Unión Europea y Estados Unidos, fundamentalemnte al Africa Subsahariana, ha provocado, en ocasiones, el abandono de tierras por parte de los agricultores".