En la sesión de control al Gobierno en el Senado, el presidente respondió a tres preguntas sobre este asunto, formuladas por los portavoces del PP, Pío García-Escudero; de CiU, Pere Macias, y de Entesa Catalana de Progrés, Carles Bonet.

El debate más tenso fue con el portavoz popular, que acusó a Rodríguez Zapatero de "divagar" sobre un asunto de calado y de provocar con ello "escalofríos" a los ciudadanos. García- Escudero alertó además de que fórmulas como "comunidad nacional" fueron "muy queridas" en su momento por el nacionalsocialismo y el fascismo.

En su respuesta, el presidente insistió en la necesidad de compatibilizar "dos concepciones en torno a la identidad", el sentimiento de una inmensa mayoría de los catalanes y la expresión del artículo 2 de la Constitución al reservar el término "nación" para España.

En democracia, le advirtió, la verdad de cada uno no puede ser el punto de llegada, sino sólo el de partida, que debe conducir a un acuerdo "sobre el sentimiento de identidad y sobre las fórmulas de convivencia que en democracia tenemos que garantizar para todos".

El presidente echó mano de una reflexión de Josep Piqué sobre los "rasgos característicos de nación" que tiene Cataluña para pedir al PP un debate sereno sin tintes "dramáticos ni exagerados".

"La grandeza de la convivencia y la fortaleza de la unidad es saber integrar las distintas identidades, respetar los sentimientos profundos que un pueblo puede tener por su cultura, su lengua... Eso cabe en la Constitución, eso es la Constitución española del 78, integrar las diversidades, la convivencia, y no establecer ninguna verdad dogmática", sentenció el presidente.

VISION HISTORICA

Insistió en que es posible encontrar una fórmula que respete "la fuerte identidad" de una comunidad autónoma, en este caso Cataluña, con el artículo 2 de la Constitución, "en su letra y en su espíritu".

Lo único necesario para lograrlo, añadió, es "voluntad de hacerlo, voluntad de querer convivir y visión histórica", además de confianza en unos ciudadanos que saben cómo afrontar sus reformas y también "cómo olvidar a aquellos que a cada reforma anuncian una catástrofe".

Ese mismo hincapié en el entendimiento hizo el presidente en su respuesta a Macias, al abogar por la argumentación y la razón como método de trabajo para lograr un Estatuto que satisfaga a Cataluña y sea "plenamente compatible con el proyecto de cohesión que representa la España plural".

Macias se había centrado en la financiación, y en ese aspecto el presidente reiteró tres principios esenciales: suficiencia de las comunidades y del Estado, delimitación de los espacios fiscales para permitir una mayor corresponsabilidad, y solidaridad.

Rodríguez Zapatero garantizó que "no habrá retrocesos" en la financiación y que el debate sosegado permitirá un resultado final "que no será, como algunos anticipan, un problema para España y la convivencia, sino un avance positivo para España, para Cataluña y para la convivencia democrática".

Más explícito fue con Bonet, al que advirtió de que algunos de los aspectos sobre financiación contenidos en la propuesta de Estatuto "exigen modificaciones" en el proceso de enmiendas, con el principio esencial de que la financiación de las comunidades autónomas afecta a todas ellas.

Rodríguez Zapatero aprovechó su respuesta a Bonet para subrayar que en 1996 el PP llegó a un acuerdo bilateral con CiU para ceder el 30 por ciento del IRPF con el único objetivo de permitir la investidura de José María Aznar.