Zapatero hizo estas declaraciones durante la sesión de control al Ejecutivo en la Cámara Alta, donde el portavoz del Partido Popular, Pío García-Escudero, le reclamó soluciones para los "problemas reales" de los españoles, como el paro y la inflación.

El jefe del Gobierno dibujó un panorama complicado, sorprendido por las consecuencias internacionales de esta crisis que, según dijo, era imposible de "pronosticar" cuando en el mes de marzo se celebraron las elecciones generales.

La afirmación de Zapatero causó la protesta de la bancada popular, que llegó a interrumpir la alocución del presidente del Gobierno para recordarle que fueron "muchos" los expertos y órganos que hace seis meses alertaban ya de la llegada de una fuerte crisis.

Zapatero negó la mayor y acusó al Partido Popular de hacer un "juego hipócrita" por sostener que en la campaña electoral se podía vaticinar "que los bancos más importantes de Estados Unidos iban a quebrar" e iban a necesitar ser nacionalizados por el Estado.

En su exposición, comparó las actuales dificultades económicas con la crisis internacional registrada en el año 1929, en la que quebraron multitud de empresas y miles de personas se arruinaron hasta el punto de ver en el suicidio la única solución a sus problemas.

Como los senadores populares seguían reprochándole que hace un año no viera venir la crisis, Zapatero replicó que si el PP la hubiera vaticinado su candidato, Mariano Rajoy, no habría propuesto en su programa electoral la creación de 2,2 millones de puestos de trabajo y el incremento de la economía por encima del 2% para esta legislatura.

Zapatero diagnosticó un "problema serio" al principal partido de la oposición, ya que "han estado defendiendo y diciendo a los españoles que los problemas económicos eran sólo de España y eran culpa de este gobierno y ahora se han encontrado que sus argumentos se han caído porque viene de EEUU y es más dura de lo que se podía prever".

Fue en este punto, en medio del griterío formado por los senadores populares, cuando Zapatero elevó el tono de voz y advirtió de las verdaderas consecuencias de la crisis económica. "Nos va a costar salir de esta actuación", sentenció.

REPROCHES CON EL PP

Zapatero se había mostrado conciliador con el PP hasta ese momento. De hecho, había asegurado que sería "extraordinariamente positivo y enriquecedor" poder contar con el respaldo del principal partido de la oposición para aprobar las medidas contra la crisis.

Sin embargo, acabó recriminando a los dirigentes populares que "no tienen sensibilidad y no tienen credibilidad" para demandar una solución a los problemas de las familias y de las pymes después del decretazo que José María Aznar aprobó en el año 2002 y que motivó la convocatoria de una huelga general.

Por su parte, García-Escudero recordó que Zapatero prometió en plena campaña electoral alcanzar el pleno empleo durante esta legislatura y alardeó de haber situado a España en la "Champions League" de las economías mundiales.

El portavoz del PP dejó al margen las medidas aprobadas por el Gobierno contra la crisis financiera para centrarse en los problemas de los ciudadanos y, que están sufriendo "con mayor crudeza" que el resto de los europeos esta situación.

García-Escudero lanzó a Zapatero como argumentos los 600.000 empleos que se han destruido en el último año y recordó que no sólo afectan al sector de la construcción, sino también a la industria y a los servivios.

Con estos datos, aseguró que "es palpable" que los españoles viven actualmente "peor que hace cinco años", antes de que José Luis Rodríguez Zapatero llegase al Palacio de La Moncloa.

MEDIDAS PARA LOS PARADOS

García-Escudero señaló que le parece "muy bien" que se aumente el fondo de garantía para los ahorradores y que se cree un fondo destinado a ayudar a inyectar liquidez en los bancos pero insistió en que al PP le preocupan "los españoles que pierden el puesto de trabajo" y que no pueden pagar sus hipotecas.

Por eso, exigió medidas concretas dirigidas a las familias y a las pequeñas empresas con el fin de "evitar el cierre" de muchas pymes y de "reactivar el consumo" de la economía.

Propuso "retirar" los Presupuestos Generales del Estado y elaborar unos nuevos que incluyan las medidas aprobadas por el Consejo de Ministros. También demandó unas políticas activas de empleo para reducir el paro.

García-Escudero exigió, asimismo, al Gobierno que dé los pasos pertinentes para evitar "que los paganos de la deuda pública (que va a adquirir el Estado para ayudar a los bancos) no seamos los de siempre a través de una subida de impuestos".

A sólo una hora de la cita con Mariano Rajoy en el Palacio de La Moncloa, García-Escudero invitó a Zapatero a aceptar las propuestas que el PP le está haciendo en materia económica desde antes del verano y que hasta ahora "lleva rechazando".

Le avisó de que, con esa actitud, puede "alegrar a su parroquia" de militantes pero no contribuirá "a sacar a la gente del paro".