En un turno de dúplica en el debate de toma en consideración del proyecto, el presidente expresó su preocupación por la "reducción del horizonte, estrechamiento de la capacidad de debate, de escuchar sin dramatismo, de asumir conceptos" por parte del PP.

Recordó que el centro derecha de la época de la Transición, UCD y una parte de Alianza Popular, asumía "con naturalidad" ideas que ahora rechaza y que entonces eran compartidas por una gran parte del espectro político.

Es el caso, subrayó, de términos como "nación de naciones" en referencia a España, utilizado en 1979 por Alfonso Guerra en la Comisión Constitucional que analizaba en aquel momento el Estatuto catalán vigente hasta ahora.

Guerra, que goza de "gran autoridad constitucional" pese a no haber sido ponente, no pronunció entonces referencia alguna a que eso pudiera representar riesgo para la unidad, para la soberanía, la paz y la convivencia.

El término de "nación catalana", añadió, fue utilizado por un diputado de Coalición Democrática replicando en aquel momento a Blas Piñar.

"¿Por qué la derecha en este país ha estrechado hasta ese punto la capacidad de hablar con naturalidad sobre cosas que no ponen nada en riesgo?", se preguntó el presidente.

Quizá se debe, dijo, a que, como había dicho Rajoy, el problema no es el texto, sino el presidente del Gobierno. Pero, en ese caso, hay que recordar que el Estatuto tiene un alcance histórico que se escapa a cualquier escenario electoral.

En todo caso, Rodríguez Zapatero dijo que el centro derecha español debe estar en el proceso de reformas estatutarias y defender sus posiciones en cada artículo, sabiendo que serán escuchadas.

Para ello, sólo hay que recuperar la capacidad de debate. Si no es así, "llegaremos a la conclusión de que el consenso constitucional no es lo que importa, que lo que importa es otra cosa, la competición electoral. Llegará en su momento, pero los ciudadanos han demostrado que saben a quien le tienen que encargar la dirección de un país".

En ese mismo turno de dúplica, Rodríguez Zapatero respondió al portavoz del PNV, Josu Erkoreka, que había denunciado la doble vara de medir del PSOE ante el "plan Ibarretxe" y la reforma catalana.

El presidente invitó al portavoz peneuvista a comprobar que su afirmación es falsa remitiendo al Congreso de los Diputados una reforma "exacta" a la de Cataluña, para comprobar que, en ese caso, es aceptada a trámite.

Erkoreka pidió después la palabra por alusiones para dejar claro que Euskadi y Cataluña son diferentes y, por tanto, sus reformas estatutarias también deben serlo. Añadió, además, que al PNV no le seduce enviar un proyecto que el Gobierno pretenda "dejar limpio como una patena", como dijo el presidente sobre el texto catalán.

También por alusiones pidió la palabra Mariano Rajoy para reiterar sus argumentos. En la última respuesta, el presidente insistió en la necesidad de que el PP se sume a las reformas y reconozca la "identidad nacional evidente" de Cataluña.