DIA DISCAPACIDAD

ZAPATERO ELIMINARA DE LA CONSTITUCION LA PALABRA "DISMINUIDOS"

- El anteproyecto de dependencia se aprobará antes de final de año

MADRID
SERVIMEDIA

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció hoy su intención de modificar el artículo 49 de la Constitución para eliminar la palabra "disminuidos" y sustituirla por discapacitados, y aseguró que el anteproyecto de la Ley de Autonomía y Atención a la Dependencia se aprobará antes de final de año para que pueda entrar en vigor a lo largo de 2006.

Rodríguez Zapatero, junto al ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, y la secretaria de Estado, Amparo Valcarce, pasó la mañana del Día Internacional de la Discapacidad en un centro de atención a discapacitados físicos gravemente afectados situado en el municipio madrileño de Leganés, donde conversó con internos y profesionales que les atienden, y expuso sus compromisos.

Este centro atiende a 112 discapacitados internos y a otros 25 que acuden a pasar el día en régimen de media pensión, beneficiándose también con ello de las múltiples actividades y atenciones que les prestan los fisioterapeutas, monitores y personal sanitario.

Después de hora y media recorriendo apenas una parte de las instalaciones del centro, Rodríguez Zapatero dedicó sus primeras palabras ante el abarrotado salón de actos para agradecer las numerosas propuestas formuladas por el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) para redactar ese anteproyecto y otras numerosas iniciativas "determinantes para hacer el país que queremos hacer".

Ante internos discapacitados, familiares, trabajadores del centro y miembros del CERMI, el presidente reiteró su convicción de que es la atención a los más necesitados lo que hace a la sociedad más democrática y avanzada, y señaló como tarea "esencial" de su Gobierno hacer la vida más fácil a los tres millones de discapacitados que hay en España.

Rodríguez Zapatero no hizo referencia alguna a la concentración convocada hoy por el PP en el centro de Madrid para defender la Constitución y que los socialistas interpretan como un acto hostil contra la reforma estatutaria catalana.

Sin mencionar ese acto, el presidente optó por hablar, directamente, de la Carta Magna, para recordar que ha permitido la paz, la convivencia, la libertad, y también derechos como educación, sanidad y pensiones. Esos derechos, aseguró, se incrementarán en 2006, cuando entre en vigor la Ley de Autonomía y de Atención a la Discapacidad.

Precisó que el Consejo de Ministros aprobará el anteproyecto antes de final de año, de modo que en Navidad se podrá brindar "con champán, con cava, catalán, claro", por una ley "histórica" que movilizará una gran cantidad de recursos públicos y privados.

Una vez aprobado ese texto en Consejo de Ministros debe ir al Consejo de Estado, explicó, y después ser acordado, aunque se redactará con las aportaciones del CERMI y dialogando con partidos y asociaciones. Se mostró por ello convencido de que el texto llegará al Parlamento con un amplio respaldo y será aprobado también definitivamente sin mayores problemas.

Rodríguez Zapatero no detalló el contenido de ese anteproyecto ni, por ejemplo, las fórmulas de financiación, pero aseguró que será un derecho igual para todos sus beneficiarios, independientemente de donde vivan, y que se hará "irreversible", es decir, que nadie después podrá "dar marcha atrás" para revocarlo, todo ello con el objetivo de "atacar, combatir, desterrar" cualquier discriminación.

Fue en este punto cuando Rodríguez Zapatero explicó algo que los discapacitados conocen muy bien, y es que la discriminación muchas veces se esconde en las palabras. Un ejemplo de ello, "y de cómo el tiempo obliga a cambiar las cosas" es la inclusión en la Constitución, en su artículo 49, de la palabra "disminuidos", un término que los afectados desean desterrar del vocabulario popular.

El propio presidente lo juzgó "inasumible" para la sociedad actual. "No hay disminuidos, hay personas con discapacidad que tienen los mismos derechos", afirmó.

Por ello, anunció que la "primera reforma constitucional que pongamos en marcha" incluirá la eliminación de ese término y saldrá adelante, auguró, con el respaldo de todos los grupos parlamentarios.

Pese a los numerosos avances que la vida de los discapacitados ha disfrutado en los últimos años, el presidente reconoció que hay "mucho por hacer" hasta eliminar completamente todas las barreras, como la que existía a la entrada de Moncloa y que se eliminó al poco tiempo de su llegada, y señaló algunas iniciativas para intentarlo, como la ley que regulará la lengua de signos, las obligaciones legales para la reserva de plazas de empleo público y los incentivos para esa misma reserva en las empresas privadas.

Aseguró, además, que España puede permitirse el esfuerzo económico para acometer esas medidas que "ennoblecen e identifican a una sociedad" y que son, por ello, un objetivo prioritario de su Gobierno. "Vais a tener en mí a un pleno aliado", garantizó.

Desde el CERMI, dijo, y desde los ámbitos de quienes atienden a la discapacidad, "se derrocha humanismo, entrega, generosidad", para garantizar que los más necesitados de atención gozan de los mismos derechos que los demás y tienen el máximo nivel posible de independencia y autonomía. En este centro, aseguró, esas personas hacen que la dignidad humana esté en cada rincón.

"MI PADRE ERA ROJILLO"

Y eso lo pudo comprobar el propio presidente en un recorrido de más de hora y media por las instalaciones del centro, conversando con los internos y con los trabajadores que les atienden, interesándose por cuestiones de su vida diaria y sus necesidades, y recibió alguna demanda concreta, como más plazas y más personal. Todo ello bajo las continuas explicaciones del director del centro, que iba presentando, además, a cada interno por su nombre.

En el gimnasio pudo comprobar, junto a Caldera y Valcarce, la actividad que hacen los internos con la atención y el mimo permanente de las fisioterapeutas. En la sala de comunicaciones conoció de primera mano los avances tecnológicos que permiten comunicarse a los que tienen limitada la capacidad de hablar. Lo que ellos teclean aparece en una pantalla o es pronunciado por un computador.

"Es un buen sistema de comunicación, frases cortas, no vale para políticos", bromeó el presidente con uno de ellos después de que la monitora le hubiera explicado que estos sistemas les permiten sentirse mucho más seguros pese a que sólo les permite comunicar deseos básicos, composiciones sencillas.

José Luis Roldán, comunicándose con la pantalla y con la ayuda del director del centro, recordó al presidente que hace tiempo le envió una carta expresándole su deseo de escribir. Ya ha terminado el bachillerato, quiere ir a la Universidad, y ha escrito un libro, "De vuelta en Palestina", encuadernado por el centro como "Patraña ediciones" y del que regaló un ejemplar a Rodríguez Zapatero.

Otro libro se llevó el presidente de una mujer en silla de ruedas, Pilar Eva Palacio, que le interceptó abiertamente en los pasillos al grito de "ZP". "Me gusta mucho que me llamen así", le dijo el presidente, "lo hacen sobre todo los niños". La mujer le explicó después que su padre "era rojillo". "Eso se lleva en el corazón y para siempre", le dijo el presidente.

A lo que no respondió el presidente, se limitó a mantener la sonrisa, fue a la última afirmación de Pilar, "no me gusta Rajoy". De ella se llevó otro libro, "Ningún rincón prohibido", que relata su vida cotidiana en silla de ruedas.

También se fue a casa el presidente con un cuadro de punto de cruz hecho por uno de los internos que estaba en el taller de costura y tapices, y otro de marquetería hecho por Pepe, uno de los que aprovecha al máximo la sala de pintura y trabajos manuales. Los trabajos de todos ellos adornan las paredes y demuestran que la discapacidad física no es un impedimento para plasmar talentos.

A todos ellos el presidente les trasladó su admiración por la fuerza de voluntad que demuestran y se mostró relajado y satisfecho. "Estoy bien, trabajo bastante, contento con lo que hago, e intento hacerlo honestamente", respondió a una interna que le preguntó cómo estaba.

Los compromisos expuestos por Rodríguez Zapatero y también por Caldera, que enumeró algunas de las medidas emprendidas hasta ahora, fueron recibidos con aplausos por los trabajadores del centro, que escuchaban expectantes sus intervenciones desde cualquier rincón del centro hasta el que llegaran sus voces.

(SERVIMEDIA)
03 Dic 2005
CLC