En la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, Rosa Díez subrayó que la tasa de fracaso escolar llegó en el curso 2005-2006 al 30,8%, lo que supone 1,2 puntos más que en el curso anterior.

Eso significa, denunció, que la política educativa del Gobierno "expulsa del sistema a uno de cada tres jóvenes", es decir, que más del 30% de la juventud española tiene "riesgo de exclusión social" porque desde los poderes públicos se contribuye a la desigualdad.

El presidente rechazó esas acusaciones y reivindicó los esfuerzos de los últimos años que han permitido, por ejemplo, modificar la Ley Orgánica de Educación y, hace sólo quince días, cerrar con las comunidades autónomas el primer gran acuerdo para luchar contra el abandono escolar.

En 2009, subrayó, el Gobierno destinará 121 millones de euros para que desde ahora hasta 2010 un total de 570.000 jóvenes vuelvan a estudiar.

Concluyó por ello que las afirmaciones de Rosa Díez "no se corresponden con la realidad" y aseguró que el sistema es "muy equitativo" y desde el atraso del que partía hace años ha superado duras pruebas con recursos económicos limitados.

Esos datos no convencieron a Rosa Díez, para quien el Gobierno ha renunciado a hacer de la educación el eje esencial para el desarrollo social, la igualdad, la cohesión y la competitividad.

En política educativa, aseguró, el Gobierno merece "un enorme suspenso" y renuncia a utilizar instrumentos a su disposición, como el artículo 150.3 de la Constitución para armonizar las legislaciones de las comunidades autónomas.

El presidente acusó a Díez de "ignorar" medidas del Gobierno, como el aumento del 20% de las becas, el mejor instrumento a favor de la igualdad de oportunidades y la previsión de aumentarlas un 6% el próximo año.

Subrayó que los resultados de la política educativa deben ser medidos a medio plazo y se mostró convencido de que con ese horizonte las medidas adoptadas "darán sus frutos". "Eso es lo sensato y razonable, aunque a usted no le guste", dijo.