Esa es la idea que trasladó la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros.

El Debate sobre el estado de la Nación es, para el Gobierno, "el mejor espacio" para debatir entre las fuerzas políticas y también para proponer medidas y cerrar acuerdos, por lo que el presidente "tenderá la mano" para sentar las bases de la recuperación.

Tenderá la mano y pedirá a los partidos "responsabilidad" y "generosidad" ante el momento que vive España, para acordar ejes de actuación respetando las "líneas rojas" de los compromisos adquiridos en los foros internacionales y de los principios expresados en el debate de investidura.

Esas líneas rojas son las del "interés general", la protección social de los trabajadores y la defensa de los derechos de los ciudadanos, que el Gobierno entiende que pueden ser compartidas por todos los grupos parlamentarios.

Por ello, insiste en pedir al PP disposición "a cooperar, ayudar, arrimar el hombro" sin pretender imponer sus criterios, en definitiva, le reclama que haga "el ejercicio de responsabilidad que tanto echamos de menos en España".

A pesar de la cercanía de las elecciones al Parlamento Europeo, la vicepresidenta confía en que los objetivos partidistas "no se mezclen" con un Debate cuya razón de ser es el análisis de la situación del país y la propuesta de medidas.

Tampoco cree el Gobierno que sea "el debate de la financiación" autonómica, aunque asume que el asunto pueda salir a relucir ante la evidencia de que el acuerdo está "bastante avanzado" pero lo más probable es que tarde aún unas semanas en materializarse.