Un equipo de Naciones Unidas se ha desplazado hasta el centro donde permanece este grupo de monjas para comprobar la cobertura que podían dar a los enfermos.

"El hospital de Gisenyi está desbordado; nuestro centro también está lleno, pero pensamos acomodar el centro nutricional para acoger a más enfermos", señaló la hermana Larralde.

La religiosa ha relatado la alegría al volver a ver a los refugiados conocidos y explicó que "ha vendo mucha gente a saludarnos. Y a comprobar si todavía vivimos aquí. A muchos los encontramos bien, más delgados. Ha sido emocionente".

La hermana Larralde se mostró optimista sobre la crisis de los refugiados: "ellos están muy contentos. No tienen nada qué comer, pero este país sabe compartir. Creo que el problema poco a poco se va a solucionar, y pronto, porque todos quieren que vengan (los refugiados)".