El embajador de España en Tanzania gestiona desde Kigali (Ruanda) la evacuación de los españoles que deseen salir y la repatriación de los cadáveres de los cuatro maristas asesinados. En el lugar de los hechos, dos sacerdotes de la congregación encargados de la exhumación intentan recabar toda la informción posible sobre el crimen.

La Congregación explica que desde finales de octubre, la situación se ha deteriorado progresivamente, por a la llegada de grupos militares hutus que ejercían presión sobre los refugiados de Nyamirangww.

"Los maristas asesinados eran conscientes de que presencia no era grata para los grupos armados, pero muy apreciada por los refugiados", agrega. "Ellos, fieles a su vocación de consagrados al servicio de los más pobres, optaron, como Jesús, por seguir al lado de quiens más los necesitaban, sabiendo que, con ello se jugaban la vida. Tenían asumido que eso era parte de su compromiso cristiano vivido en fidelidad, hasta el final".

En la nota se añade que los hermanos asesinados vivían con dos sacerdotes ruandeses, un estudiantes y el responsable del molino. Los maristas muertos prestaron el único vehículo que tenían sus dos colegas africanos y a una comunidad de religiosas ruandesas de los alrededores para que pudieran huir.

Los hermanos fallecidos enviaron mensjes para motivas a los organismos internacionales, según las mismas fuentes. "Sus palabras sirvieron de poco y hoy sus muertes gritan mucho ma fuerte en favor de un pueblo sencillo y errante, por caminos que abocan a la muerte, sin que aquellos que podían evitarlo les tiendan una mano de apoyo".