"El Gobierno de Kigali compromete por mucho tiempo o quizás definitivamente la repatriación de los refugiados", señaló el arzobispo, y añadió que "Kigali sueña con vencer de esta manera: oponer a los refugiados contra sus huéspedes, lo que provocaría enfrentamientos sangrientos para el placer de las autoridads ruandesas".

Para el arzobispo de Bukavu, los refugiados son "indeseados" por las autoridades de Ruanda y "cada vez que se habla del retorno, el Gobierno de Kigali hace un signo en contrario: continúa con los arrestos, expropiaciones, asesinatos, destitución o política de exclusión de toda persona influyente en la escena política ruandesa que pertenezca a la etnia mayoritaria".

Monseñor Munzihirwa defendió que el inicio de las hostilidades por parte de los rebeldes tutsis "no servirá más que par aislar a Ruanda, al atizarse el odio de las otras etnias contra ella".

Christophe Munzihirwa hizo en su carta una llamada "a la responsabilidad de las naciones y los Estados sedientos de justicia, para que actúen por la paz y estabilidad en esta región, evitando el desastre que amenaza a sus habitantes".