Tras la reunión mantenida el pasado 5 de septiembre entre los líderes de ambos partidos, Vox ratificó su apoyo a la investidura por representar una “alternativa al bochorno de ver a los partidos independentistas subastar la nación de una manera impúdica ante la perplejidad de todos los españoles” y ante un momento de “excepción nacional y democrática”.

A su vez, alcanzaron en los últimos meses acuerdos de gobierno en Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura, Baleares y Murcia y, según Abascal, se abrió una “nueva etapa de entendimiento” entre estos partidos. Sin embargos, en las últimas semanas los de Feijóo han demostrado algunas actitudes que no han gustado entre las filas de Vox.

Una de ellas tiene que ver con el acto del PP que se celebra hoy en Madrid contra la amnistía. Los de Abascal consideran “lamentable y muy decepcionante” que “algo que empezó como una movilización para invitar a toda la sociedad civil ha quedado reducido a un mitin” de los populares, por lo tanto, creen que es un acto de “desmovilización más que de movilización”.

Este partido, inicialmente, hubiese estado dispuesto a acudir a esta concentración si hubiera sido un acto abierto a la sociedad civil, pero finalmente “termina convirtiéndose en un mitin, prohíben a Vox ir a ese acto, dicen que no está invitado y, sin embargo, invitan a miembros del PSOE”.

JUNTS Y URKULLU

Desde Vox también afearon durante estas semanas que el PP aceptara a Junts como un “interlocutor válido” cuando entre sus líderes se encuentra Carles Puigdemont, un “prófugo” de la Justicia española. Además, esta formación mostró en su momento su “preocupación” con que los populares tuvieran contacto con esta formación independentista.

Otra de las cosas que Vox no entiende es que los populares votaran en contra de la cesión de diputados para que Junts y ERC tengan grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados y pida su disolución, y, sin embargo, sí permita en el Senado, donde tiene mayoría en la Mesa, que Junts, PNV y Sumar tengan grupo.

Las críticas de Vox también van dirigidas al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, al que acusaron de estar “avalando el ataque a la unidad nacional” perpetrado por el lehendakari Íñigo Urkullu, haciendo alusión a su petición de un pacto en el marco constitucional para resolver los problemas territoriales.

LENGUAS COOFICIALES

La reforma del Reglamento del Congreso de los Diputados para el uso de las lenguas cooficiales, que salió adelante el jueves con los votos de PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG, Coalición Canaria y el de la diputada del PP por Ourense Rosa Quintana, que se equivocó, también evidenció discrepancias entre PP y Vox.

Los de Abascal no compartieron que el diputado del PP Borja Sémper empleara en distintas partes de intervención el euskera, al contrario, se mostraron sorprendidos de que “se llame canelo a sí mismo porque precisamente” porque él mismo dijo que “el uso de las lenguas regionales en esta Cámara sería como hacer el canelo y que ellos no iban a hacerlo”.

Asimismo, Vox reprochó también al PP que Sémper dijera en su discurso que es “razonable” el Reglamento del Senado se reformara para permitir que “en supuestos tasados y en consideración a su condición de Cámara de representación territorial las lenguas oficiales autonómicas tuvieran un papel”.

Así lo hizo porque esta misma semana los senadores de Vox presentaron una iniciativa para eliminar la utilización de las lenguas cooficiales en el Senado y confió en contar con el apoyo de los populares, que tienen mayoría absoluta en esta Cámara, para impedir que se “arrincone” el español por lo menos en una de las dos cámaras.

Tampoco gustó que los populares se abstuvieran en la votación de la enmienda a la totalidad presentada por Vox a la citada reforma del Reglamento de la Cámara Baja. En concreto, Abascal lamentó que el PP todavía sigue sin darse cuenta del desafío, como si hubiera vuelto al desconcierto letal del 2017”.