El diario parisino revela que las autoridades francesas sabían, desde que se produjo el naufragio y la consiguiente catástrofe ecológica, que la carga que transportaba el "Erik" era susceptible de provocar efectos de tipo cancerígeno.

También se denuncia que los responsables de coordinar las tareas de los voluntarios "habían difundido consignas de seguridad sin precisar el riesgo" y habían ocultado este peligro a la opinión pública.

Francia se está preguntando ahora qué grado de toxicidad tenía la carga del buque maltés y cuál puede ser el riesgo para la salud de los jóvenes que se ofrecieron para trabajar en las labores de limpieza de la contaminación, sobre todo los rimeros resultados en el momento álgido de la marea negra.