Aunque no se registraron casos de gran trascendencia durante la misa, los respnsables sanitarios confirmaron que se produjeron más de un centenar de lipotimias, dos ingresos hospitalarios por arritmías cardíacas, casos de fracturas y decenas de situaciones relacionadas con la hipertensión y la epistasis (hemorragia nasal).

A partir de las 6.00 horas de hoy comenzaron a entrar en el campo de la Feria de Sevilla los miles de fieles que querían participar en la clausura por el Papa del 45 Congreso Eucarístico, que se inició a 9.00 horas.

Los organizadores decidieron abrir el ecinto nueve horas antes de iniciarse la ceremonia, pero sólo unas 400 personas, en su mayoría jóvenes, optaron por pernoctar a la intemperie para garantizarse una buena visibilidad del acto.

Una vez más, en la explanada ondearon banderas polacas y de otros países para arropar la visita de su Santidad y cerca de 17.500 personas tuvieron la suerte de permanecer sentados durante la celebración.

Muchos de los más de los 7.000 participantes del Congreso Eucarístico reconocieron que pagaron 7.000 peseas para asistir a la misa de clausura en condiciones, antes que participar en las sesudas sesiones teóricas.

FAMOSOS Y PAMELAS

Entre las gradas más privilegiadas, las más próximas al altar, se pudieron ver a miembros de la Familia Real, como Beatriz de Borbón, o a los Duques de Alba, quienes ocuparon el mismo estrado que el ministro de Justicia, Tomás de la Quadra-Salcedo, que acudió en representación del Gobierno, o el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, junto con las máximas autoriades militares.

En el estrado situado a la izquierda del altar, se encontraban representantes de la aristocracia, como los Marqueses de Motilla, suegros del Duque de Huescar.

Entre otros personajes se encontraban Imperio Argentina, que ya asistió al encuentro del Papa con los jóvenes la noche del sábado, Ana María Abascal, hermana de la ex mujer del Duque de Feria o Ramsés Trujillo, hijo de Lita Trujillo, que soportaron estoicamente el progresivo castigo del sol sevillano.

Las mantillas y paelas de las primeras filas dejaban paso a las gorras en un segundo plano, y a los paraguas, al fondo de la explanada.