Así lo revela un documento de Durex basado en diversos estudios presentado este jueves en Madrid y que destaca que las dificultades para encontrar la talla correcta, las dudas sobre cómo usarlo y la existencia de otros métodos anticonceptivos que no interfieren con el placer del contacto directo, son algunas de las causas de la caída del uso de preservativos en la franja de edad de entre 18 y 24 años.

A este respecto, el informe señala que tres de cada 10 hombres no utilizan el preservativo por el falso mito de la pérdida de sensibilidad. Además, el 80% de la población masculina no conocen su talla ni tampoco que existen diferentes tallas de preservativos.

Asimismo, y pese a ser el único método anticonceptivo que previene las ITS, tres de cada 10 personas en España no usan preservativo en sus relaciones.

Estos datos corroboran los del Ministerio de Sanidad, según el cual, entre 2016 y 2019, la incidencia de ITS como el gonococo, clamidia y sífilis se duplicó en las personas de entre 15 y 19 años en España. Además, el 33,5% de los nuevos diagnósticos de VIH y sida se encuentra en el grupo de 25 a 34 años.

EDUCACIÓN SEXUAL

La principal causa de este panorama es, según este estudio, la falta de información sobre temas sexo-afectivos y la carencia de una educación sexual adecuada que conciencie a los jóvenes sobre la importancia de protegerse a la hora de mantener relaciones sexuales, unida a una sobreexposición a la pornografía y sus mitos.

En este sentido, la presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología, Francisca Molero, destacó que “la educación sexual sigue siendo una asignatura pendiente y debería ser una asignatura dentro del currículo escolar y que se concrete en contenidos”.

En estos momentos, añadió, “las comunidades autónomas y los centros escolares hacen lo que pueden pero no podemos hablar de educación sexual sino es homogénea en todo el territorio nacional”.

Por ello, indicó el sexólogo del consultorio sexual ‘Hay Tema’ para la 'generación Z', José Alberto Medina, hoy en día “esta educación sexual está sesgada. Por ello, muchos jóvenes acuden a la pornografía como fuente de información”.

A este respecto, Francisca Molero señaló que “el uso de la pornografía continuada provoca problemas, ya que el consumo excesivo y mantenido de pornografía llega incluso a producir cambios morfológicos cerebrales”.