Partiendo del reconocimiento del antagonismo histórico asumido entre Barcelona y Madrid, "que en el presente dirimen el Barça y el Real Madrid", Vázquez Montalbán señala que, mienras la Ciudad Condal fue capital cultural por la que entraron en España las ideas novedosas de la revolución industrial, Madrid era una capital funcionarial y borbónica, siempre entre dos restauraciones.

Después de haber sido la capital de la cultura republicana, Madrid fue depurada y controlada tras el triunfo franquista de la Guerra Civil, según el escritor, y se convirtió en escaparate de la mediocridad cultural del régimen.

Según el artículo, la etapa de Tierno Galván como alcalde de la villay la aparición de la denominada "movida" convirtieron a la ciudad en una plataforma de recepción y difusión cultural.

Sin embargo, señala a continuación que, después de diez años, aquel fenómeno se ha traducido en una espectacular participación de los madrileños en todas las actividades, "como si trataran de saciar hambres acumuladas durante cuarenta años de dictadura".

A continuación, Vázquez Montalbán afirma que "el Estado se está aplicando en dotar a Madrid de infraestructuras, pero el colectio intelectual carece de un proyecto cultural ideológico, necesario en una capital que quiera competir con Londres, París o Viena".

"No queda demasiado tiempo", concluye el artículo, "para que Madrid, capital cultural de Europa, asuma la complejidad del proyecto, pero sí para empezar a dibujarlo y que ese dibujo sea propuesta de acción y conciencia, no un simple estuche fruto de la cultura del simulacro".