Entre los testigos se encontraban una mujer de 58 años que aseguró que, hasta el día del escape, nunca había tenido molestias respiratorias y ue, tras la emisión de gas tóxico, sufre molestias, picores y tos. En el mismo sentido declaró la madre de un niño de seis años, quien afirmó que su hijo, desde aquel día, ha visto agravados los síntomas de su enfermedad de asma.

Todos los declarantes solicitaron un mayor control de seguridad y el cumplimiento de unas medidas que impidan que se puedan producir situaciones como las padecidas con el escape al aire de anhídrido sulfuroso (SO2) que podría haber provocado la muerte de un anciano.

La epresa química reinició su actividad hace dos semanas, después de dar su permiso el Departamento de Urbanismo y Medio Ambiente del Gobierno Vasco y el Ayuntamiento de Baracaldo que, en principio, se mostró hostil a su reapertura.

Por su parte, la plataforma ecologista vizcaína Erreka anunció que los sensores de la viceconsejería de Medio Ambiente instalados en Bilbao demuestran que Rontealde supera los límites de contaminación permitidos por la ley.

Por ello, esperan a la toma de delaración ante e juez de los directivos y técnicos de la empresa. Asimismo, no descartan la posibilidad de que se deriven otro tipo de responsabilidaes administrativas por negligencias.