Según Greenpeace, el CSN, que el pasado viernes autorizó el arranque de la central nuclear tras un episodio de corrosión del sistema de agua de servicios esenciales, reconoce ahora, en un informe técnico publicado para justificar esa decisión de arranque, que Vandellós-2 no ha cumplido íntegramente el plan de actuación que el propio CSN le impuso en marzo.

Los ecologistas destacan que ya han denunciado esta situación y subrayan, además, que el CSN reconoce también en dicho informe que ese suceso de corrosión "ha tenido consecuencias más graves de lo esperado y que van mucho más allá de lo inicialmente reconocido por el titular de la central y por el propio CSN".

Finalmente, Greenpeace considera un "grave error que el CSN se haya plegado a las presiones de las compañías propietarias de Vandellós-2 (Endesa e Iberdrola) y haya autorizado el arranque de la central con tan graves deficiencias para la seguridad".

Por ello, los ecologistas exigen que la central se mantenga parada hasta que los sistemas afectados no hayan sido sustituidos por otros de nuevo diseño que no se vean afectados por los fenómenos de corrosión creados por el ambiente marino.