Fuster, que ofrece un curso magistral sobre Biología Vascular en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (Santander), apuntó que resulta fundamental "crear un incentivo" para el joven que investiga "y darle una oportunidad para que se desarrolle" a largo plazo. Puso el acento en la importancia de "descubrir a esta gente joven" a la que se puede ya detectar "desde la primaria".

Sin embargo, reconoció que, para conseguirlo, se requieren "sistemas muy difíciles" aunque manifestó "tener ilusión" por "participar en ello en un futuro próximo" a través de su nueva actividad en España como director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).

De otra parte, la medicina cardiovascular habrá de hacer frente a un "segundo reto", que son la carestía de las investigaciones.

Según explicó Fuster, "siempre que una cosa es eficaz tiende a ser barata" porque aunque sólo sea "por la competencia" consigue rebajar su precio, y esta es la filosofía que debería seguirse con los tratamientos.

En este sentido, afirmó que "la solución al coste no es dejar la investigación sino hacer una que sea aplicada al paciente lo más rápidamente posible" creando así "un sistema de prevención que baje el numero de pacientes" ya que, mientras "la medicina cardiovascular se está encareciendo muchísimo, la prevalencia de enfermos cardiacos está aumentando".

En tercer lugar, la dificultad que afronta hoy la investigación médica es que "se ha perdido un poco la confianza en la profesión, y no simplemente porque el médico no escuche al paciente", sino también porque "la sociedad alrededor tampoco ayuda a la relación médico-enfermo".