En un comunicado, Atea asegura que las vacas son sometidas a "régimen de esclavitud supeditado a su rentabilidad económica" y, además, "son inseminadas de forma constante y a los pocos días se les arrebata a sus hijos, con una terrible sensación de angustia para ambos".

"La situación del ganado vacuno explotado para carne y leche es, en la actualidad, un auténtico holocausto difícilmente justificable desde el punto de vita ético", continúan los defensores de los animales.

Finalmente, aseguran que la crisis de las "vacas locas" es una "magnífica oportunidad" para modificar nuestro "abuso" de los animales y reconducir unas explotaciones que no están pensadas para dar respuesta a necesidades nutricionales, sino por una cuestión puramente de ganancias económicas y preferencias gastronómicas.